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Martínez Calleja, escribir para el futuro

Compromiso. La obra del autor puede ser cruda, pues refleja el despojo, el desplazamiento, la trata, en sí, los sufrimientos de su pueblo. (Foto: Mónika Neufeld)

Las lenguas originarias están en constante riesgo de muerte. Con su poesía, además de denunciar las múltiples violencias que se ejercen contra los pueblos indígenas, Hubert Martínez Calleja busca la preservación de la lengua mè’pháá (tlapaneco).

Pero no es sólo cuestión de grafías, pues al conservar un idioma que poco a poco se deja de hablar en las cabeceras comunales de La Montaña guerrerense, el autor considera que también se abona a mantener vivas otras formas de concebir la existencia:

“Cada idioma tiene un territorio, una manera de interpretar el mundo, de sentir el mundo, de nombrarlo y en eso está su identidad, su historia, su conocimiento. Falta pensar desde el idioma (...) Es muy necesario que nosotros que somos hablantes empecemos a fortalecerlo. Creo que la escritura es una manera de dejar constancia de cómo se piensa, de que nuestra visión del mundo quede plasmada, para que se incentive en los jóvenes para que empiecen a escribir también, no nada más poesía, sino cuentos, novelas, ensayos, que se empiece a reflexionar sobre todos los elementos culturales de la cultura mè’pháá”, expone.

Las letras son también la herramienta mediante la que el ganador de la cuarta edición del Premio de Literaturas Indígenas de América buscar preservar la memoria. Su obra puede ser cruda, pues refleja el despojo, el desplazamiento, la trata, en sí, los sufrimientos de su pueblo. Hay tanto que contar, dice, que la vida entera le resultaría insuficiente para hacerlo.

“Me hubiera gustado no haber escrito sobre esos temas, Me hubiera gustado escribir de otras cosas, otras situaciones, de otros mundos; pero uno no puede ser indiferente al contexto en el que vive porque marca tu identidad, marca tu historia personal. Si tu memoria está plagada de violencia, si está plagada de falta de derechos humanos, lo primero que sale es ese dolor que está sentido ahí y tienes que expresarlo. La historia mía y de mi pueblo es una historia general que viven los pueblos en América Latina”, detalla.

Estos dolores tendrán que ser subsanados, pero no olvidados. Por ello, Martínez Calleja indica que escribe para las futuras generaciones, que además, habrán transitado de la oralidad propia de los pueblos originarios al conocimiento de sus idiomas plasmados en papel.

“Dentro de los pueblos todo este conocimiento está en la oralidad, la lengua se habla, se piensa, pero todo es oral. Quienes estamos escribiendo en nuestros idiomas indígenas, realmente estamos escribiendo para el futuro, para los niños que van a estar en la escuela, que van a poder escribir su idioma, que van a poder leerlo”, concluye.

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“Quienes estamos escribiendo en nuestros idiomas indígenas, realmente estamos escribiendo para el futuro”

“La historia mía y de mi pueblo es una historia general que viven los pueblos en América Latina”
Hubert Martínez Calleja, escritor

JJ/I