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Celebran el espíritu de Oblatos en Chapu

Miradas. Los artistas urbanos son los que mayor atención acaparan durante la verbena. (Foto: Grisel Pajarito)

El espíritu emprendedor y de comunidad de una colonia tradicional tapatía, de esas de barrio, de verdadera identidad vecinal, se apropió de dos calles de la avenida Chapultepec ayer por la tarde. Casi todo el día.

De La Paz a López Cotilla hubo en el camellón central de la avenida una serie de actividades y productos de los Centros de Atención Ciudadana del ayuntamiento. Mientras caminabas podías oler la comida de afuera de los templos, los churros, el pan dulce y las empanadas, pero también el ambiente y el murmullo de las conversaciones que se dan entre mucha gente que se conoce entre sí, risas y las anécdotas que quizá ya han sido contadas, muchas veces con antelación. Los chismes del barrio.

Para esta exhibición del segundo Festival Oblatos sin Fronteras, los colonos demostraron la importancia de la comunidad, situados en uno de los ejes comerciales más importantes de la ciudad, los visitantes –Chapultepec es también un corredor turístico– y los transeúntes que pasaron sin querer, se detuvieron un momento como a visitar otro lugar chiquito dentro de este gran lugar.

Olía también a los productos que usa la gente que te corta el cabello, se olía el acrílico de las uñas postizas, había muñecas y chambritas de estambre tejidas por señoras que hicieron de las bancas de Chapultepec su lugar para tejer y platicar, había taller de maquillaje, café y grupos de chicos bailando, preparando una coreografía.

Pero quizá una de las más importantes citas dentro de este encuentro fue la de Oblatos, Miravalle y otras colonias pero de Tlajomulco de Zúñiga con el grafiti.

Desde las cuatro de la tarde los artistas trabajaron su pintura mural en grandes lienzos y usando aerosol, como lo manda la tradición del arte callejero. El tema fue la paz, cada uno de los participantes lo interpretaron a su manera. A veces desde la trinchera del diálogo, a veces del arte e incluso de personajes o retratos que le daban rostro a esta filosofía o sentimiento.

Sólo había una mujer entre los artistas. Estaba pintando justo el rostro de una chica con una paloma de colores y flores en donde iría su boca. Se llama Zaira Elizabeth Díaz Sánchez y le dicen Rasta, vive en Tlajomulco y siempre se interesó por esta expresión callejera y las posibilidades que da el aerosol.

“Ahora nos dedicamos más a los murales”, contó sobre el trabajo de los artistas, “pero todos comenzamos en la calle, de ilegales, a mí se me dio de manera natural, nunca ha sido un lugar donde sienta que se me excluya por ser mujer. Mis amigos que hacen esto son como mis hermanos, como una familia”.

Zaira también contó que donde ella vive cada vez hay más apertura para las artes como estas y celebró que haya también espacios de interacción como estos.

A esta muestra se sumó una exposición de otros artistas de la colonia. Había también un lienzo y algunas latas de aerosol fuera de la librería José Luis Martínez del Fondo de Cultura Económica, con un área para los más pequeños, en la que quien lo deseara podía hacer su propia pintas con aerosol.

Pero los artistas y su trabajo en vivo fueron la atracción principal de la noche.

También hubo música, desde temprano varias bandas tomaron el escenario que estaba situado por avenida Vallarta.

FV/I