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Logra caravana reunir familias

Al fin. Un abrazo largo marca el encuentro entre la madre y su hijo. (Foto: Mónika Neufeld)

La pobreza extrema fue la causante de que hace una década Carlos Roberto saliera de su comunidad de origen en Honduras con rumbo a Estados Unidos, con la esperanza de encontrar ahí mejores condiciones de vida que le permitieran ayudar a su familia.

En su odisea logró llegar Monterrey, donde trabajó por un corto periodo y decidió retomar su camino; sin embargo, fue víctima de uno de los tantos ataques que tanto autoridades estatales como grupos del crimen organizado llevan a cabo contra los migrantes en tránsito y fue despojado de todas sus pertenencias.

Tras ese hecho, logró asentarse en García, Nuevo León; pero despojado de la totalidad de sus pertenencias, no logró volver a tener contacto con sus familiares.... hasta ayer.

Doris López, su madre, llegó la noche del domingo a Guadalajara como parte de la Caravana de Madres Centroamericanas que por décima tercera ocasión recorre varias entidades del país buscando a los hijos que desaparecieron en su paso por México y visibilizando, a la par, las violaciones de derechos humanos de los que son víctimas quienes se ven forzados a migrar.

Con el Centro de Atención al Migrante de la organización FM4 como escenario, el dolor de una década quedó sellado con un ramo de flores y el abrazo en el que se fundieron Doris y Carlos Roberto, que aunque extenso, quizá siempre resultará insuficiente.

“Nos interesa muchísimo reunificar a esas familias que fueron separadas por la migración, nos interesa ese dolor que sufren las madres que no están en comunicación con sus hijos, que se termina en un abrazo (...) Las desapariciones de los migrantes, de una década hacia ahora, desaparecen en torno a una violencia como tal; sabemos, porque somos realistas, que muchos de los que buscamos están muertos, pero no tenemos esa versión oficial como tal y no podemos dejar de buscarlos. Las madres dicen ‘vivos se vinieron, vivos los queremos’. Los buscamos vivos como una reivindicación de lo que vale el ser humano y el migrante. Las realidades ahora son distintas y eso es lo que también denunciamos”, expuso Rubén Figueroa, coordinador sur-sureste del Movimiento Migrante Mesoamericano.

Además de la de Doris y Carlos Roberto, durante el recorrido de este año se han concretado tres reunificaciones más: uno en el albergue Las Parotas, de Veracruz; otro más en Mexicali, ciudad a la que se tuvo que desplazar otra de las madres y otro también en Guadalajara, acontecido la noche del domingo. Se tiene proyectado un quinto reencuentro entre un padre y su hija, que ya han logrado establecer contacto a la distancia.

En más de una década de trabajo se han dado 279 reunificaciones y se ha confirmado la muerte de dos migrantes más.

Según el Informe Especial de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos sobre Desaparición de Personas y Fosas Clandestinas en México, presentado este año, el organismo tiene conocimiento de 312 migrantes víctimas de desaparición, la mayoría de ellos provenientes de Honduras, además de otros 49 casos no registrados en el Sistema de Información Nacional de Personas Extraviadas y Fallecidas no Identificadas.

Sin embargo, las madres que componen la caravana resaltaron la falta de confiabilidad en las pocas estadísticas oficiales que existen. Denunciaron, además, la poca eficacia y complicidad de las autoridades migratorias en los ataques a las personas en tránsito, al igual que las condiciones de pobreza y violencia desmedida que se viven tanto en México como en sus países de origen.

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“Nos interesa muchísimo reunificar a esas familias que fueron separadas por la migración, nos interesa ese dolor que sufren las madres que no están en comunicación con sus hijos, que se termina en un abrazo”
Rubén Figueroa, del Movimiento Migrante Mesoamericano

312 migrantes víctimas de desaparición han sido registradas en el informe especial de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos

JJ/I