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Lomelí: incógnita para 2018

Como se acostumbra ahora en los bautizos y con algunas bodas, el registro de Carlos Lomelí Bolaños como precandidato de Morena a la gubernatura fue colectivo.

Junto con sus similares de otras entidades, sobre una tarima y no de un banquito, Lomelí Bolaños reconfirmó lo que tiempo atrás muchos pronosticaron que sería su futuro político y del que se dio una clara señal cuando Andrés Manuel López Obrador decidió que fuera coordinador de organización de su partido en el estado, tras la declinación del empresario Enrique Michel como aspirante, cargo que el tabasqueño tiene definido como antesala a las candidaturas a los gobiernos estatales.

Sin duda la candidatura del diputado federal, que decidió renunciar a su relación con el alfarista partido Movimiento Ciudadano para ser candidato al gobierno estatal, vendrá a ponerle un ingrediente especial a esta contienda precisamente por haber sido aliado de Enrique Alfaro, aunque hasta el momento ambos han mostrado una postura de respeto mutuo.

Reitero que Carlos Lomelí seguirá siendo blanco de los ataques de sus detractores que mantienen sobre su escritorio la información generada por el gobierno de los Estados Unidos, aunque el legislador una y otra vez la haya desmentido y continúe desmintiéndola. Sin embargo, será un adversario nada cómodo para el propio Alfaro y quien resulte el candidato del PRI.

El reto de Lomelí Bolaños es demostrar que su aspiración es en serio, que su candidatura no tiene otro propósito que buscar ganar a la sombra de su ahora jefe político López Obrador y que es capaz de aportarle el número de votos que ningún otro aspirante que pudiera haber impuesto para su carrera presidencial le hubiera otorgado.

Ni Alfaro ni el abanderado priísta pueden desestimar al también ex candidato al Senado por el PRD, quien ha sentado sus reales en Zapopan, donde a la par de que le sirvieron los votos alfaristas fue pieza clave también en los que obtuvo a su favor el hoy alcalde Jesús Pablo Lemus.

Así como hace seis años y luego tres se benefició de la popularidad de López Obrador, primero, y de Alfaro, después, cuando buscó ser senador y logró ser legislador federal, decidió competir nuevamente bajo el cobijo de quien hoy encabeza las encuestas con rumbo a Los Pinos, apostándole quizás a que un golpe de suerte lo convierta en el rival a vencer en la carrera por Casa Jalisco.

Durante su registro, como médico que es, Lomelí aseguró que va a “curar Jalisco”, misma promesa que años atrás hizo otro médico, el hoy secretario de Salud, Alfonso Petersen Farah, quien no logró llegar a la gubernatura para poner en práctica el símil de su profesión. El empresario farmacéutico quiere aplicar ahora la misma receta.

La incógnita que Carlos Lomelí abre con su registro como precandidato –será sin duda el candidato único– es si logrará colocar al partido lopezobradorista Movimiento Regeneración Nacional como tercera fuerza política en el estado, si podrá posicionarlo en la segunda posición en un movimiento sorpresivo hasta para el PRI o si únicamente desplazará al partido de la Revolución Democrática del cuarto lugar.

Miembro de la clase política jalisciense desde hace ya varios años, Lomelí Bolaños envió un mensaje a sus similares con una frase a la que aún no le entiendo su significado. Dijo: “Aquéllos que no nos dejen soñar, nosotros no los vamos a dejar dormir”.

¿Qué acaso cada seis o tres años nuestros políticos no hacen soñar a los ciudadanos con que ahora sí sus problemas les serán resueltos, pero resulta que más que sueños la realidad los convierte en pesadillas? ¿Qué quiere decir con aquello de que como parte de la clase política no dejará dormir a sus correligionarios?

Ojalá y su discurso de campaña no sea tan contradictorio y confuso como la frase aludida.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I