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La guerra por las alcaldías

Mientras llega el momento para que el PAN muestre sus cartas a las alcaldías de la zona metropolitana, el PRI y el partido alfarista Movimiento Ciudadano ya colocaron las suyas sobre la mesa y nadie puede declararse ganador a estas alturas cuando los jugadores apenas están calentando.

A reserva de ser ratificados en su respectiva convención de delegados –tras el tradicional dedazo del Gran Elector–, los candidatos del Revolucionario Institucional serán Eduardo Almaguer Ramírez, en Guadalajara; Abel Salgado Peña, en Zapopan; Alfredo Barba Mariscal, en Tlaquepaque; Oswaldo Bañales, en Tonalá, y Antonio Sánchez Flores, en Tlajomulco.

Definidos ya por el dedo y la voluntad de su jefe político que nunca olvidó esa vieja práctica de sus tiempos en el PRI y que la ha refinado en su partido, los nombres de los candidatos del alfarista Movimiento Ciudadano son Ismael del Toro Castro, en Guadalajara; Jesús Pablo Lemus Navarro, repite en Zapopan; María Elena García Limón, vuelve a ser en Tlaquepaque; Juan Antonio González, en Tonalá, y Salvador Zamora Zamora, en Tlajomulco.

¿De qué cuero saldrán más correas?, es la pregunta obligada al repasar este listado en ambos partidos entre los que estará la definición de los próximos alcaldes, salvo que Acción Nacional dé el campanazo y envíe a la arena electoral candidatos que pudieran imponerse a los anteriormente mencionados del PRI y MC. Del resto de los partidos, no se observan nombres –los hasta ahora conocidos– con posibilidades de ganar.

Los abanderados naranjas llegarán a la elección con el lastre que significa el desgaste en el gobierno, y salvo en Tlajomulco, donde el trabajo de Alberto Uribe Camacho puede ser aprobado, en el resto de los municipios que gobiernan no tendrán una luna de miel, pues a la inconformidad ciudadana, particularmente por el grave problema de la inseguridad, se encontrarán con adversarios que darán la batalla, y ante la pulverización del voto no pueden creer que tienen la victoria en la bolsa.

En Guadalajara, por ejemplo, Del Toro Castro enfrentará una elección muy diferente a la que tuvo cuando sucedió a Enrique Alfaro en Tlajomulco. Hoy nuevamente llega detrás de su jefe político, pero la herencia que le deja es una verdadera papa caliente por la que nadie apuesta que logrará sortearla como se hubiese creído inicialmente. A eso hay que agregarle que Del Toro trae su propio desgaste como diputado, que lo ubica en una posición nada cómoda. Sin duda en Eduardo Almaguer encontrará un rival de peligro.

En Zapopan, a diferencia de lo que cree, Jesús Pablo Lemus tendrá primero que rendirle cuentas a los ciudadanos de los mil 200 millones de pesos que no le cobró a sus correligionarios empresarios inmobiliarios por concepto de derechos y licencias, como se lo señaló la Auditoría Superior, salvo que como en otros casos un pacto en los sótanos del poder se los perdone.

Además de que el trabajo que Lemus presume en redes sociales es muy diferente al que los zapopanos del resto del municipio vive, destacando, por supuesto, el grave problema de la inseguridad pública, el alfarista resentirá la falta de apoyo de quienes hoy están en Morena, amén de que el priísta Abel Salgado será un hueso duro de roer.

En Tlaquepaque, la alcaldesa Limón García se enfrentará nada menos que a quien considera su adversario número uno, y ahí se espera una lucha electoral encarnizada donde sin duda intentarán hacerle ver su suerte. La fuerza y el peso del grupo político de los Barba se harán sentir en esta contienda.

En Tlajomulco, Zamora no es Alfaro, Del Toro ni Uribe, pero querrá mantenerse en esa ganadora ola naranja, mientras el priísta Sánchez Flores buscará dar la sorpresa con el buen cartel del que goza en el municipio que ya su padre gobernó.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I