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Alanís, la prueba de fuego

El tema de Oswaldo Alanís vuelve a abrir varios cuestionamientos sobre la estructura del futbol mexicano en muchos sentidos.

Escuchando a las dos partes y analizando las versiones de cada uno, sin duda cada quien tiene puntos a favor pero también en contra.

Primero, partimos del hecho de que Alanís desde que debutó en Primera División con Estudiantes Tecos y después en su paso por Santos, y desde 2015 con Chivas nunca se había caracterizado por ser un elemento conflictivo.

Después, al ser un defensa que constantemente es convocado a selección nacional le ha generado que desde hace tiempo posiblemente ya siga algún club de Europa, no precisamente uno de los grandes, quizá uno mediano que también le agrada al michoacano, y a sus 26 años de edad se encuentra en el momento preciso para emprender el vuelo. Después no volverá a haber otra oportunidad.

No es su culpa que la directiva de Chivas no haya previsto que en julio de 2018, justo cuando Alanís se encuentre en la Copa del Mundo, su contrato termina con los rojiblancos, y que entonces por reglamento de la FIFA está en su derecho de arreglarse con el equipo que más convenga a sus intereses sin tener que solicitar permiso al Rebaño.

Como él lo dijo recientemente, solo está cumpliendo con su contrato el cual es hasta julio de 2018, en ningún momento se negó a entrenar ni abandonó al club, tan es así que acató la orden de integrarse al equipo de la Segunda División.

El jugador también está en su derecho de no aceptar la renovación por seis meses más y sin que le ofrezcan una mejora económica.

Por su parte, la directiva, entiendo su postura de protegerse ante la eventual salida de Oswaldo, que como dijo Matías Almeyda, el club apenas terminó de pagarle a Santos 5 millones de dólares por su carta, para que en julio de 2018 no reciba una ganancia a cambio, pues no resulta un buen negocio luego de que también invirtieron en su rehabilitación el año pasado.

Lo que no se vale es el castigo de congelar al jugador en la Segunda División, porque ahí pierden las dos partes al devaluarse su activo.

El otro punto es observar la reacción que tendrá la Asociación Mexicana de Futbolistas, hasta dónde será el apoyo, si solo será moral o si estarán dispuestos a un paro como lo hicieron los árbitros. Sin duda, es una prueba para todos para mejorar o empeorar.

@ofares72

JJ/I