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2017: Reflexión y Desafío

El cierre de cualquier ciclo, en este caso aquél que llamamos año y se compone de 365 días e innumerables experiencias vividas, invita a la reflexión, se acompaña de aprendizajes y delinea desafíos. A diferencia de los planos locales o nacionales en el estudio y análisis de las relaciones internacionales es aún más complejo estructurar una reflexión integradora; es decir, aplicable a cada callejón de la esfera global y más si es en menos de tres mil caracteres. No obstante, haremos el esfuerzo, libre a ser criticado por usted, estimado lector.

Esta vuelta al Sol nos mantuvo ocupados. En Norteamérica el joker de piel naranja y prominente copete sigue alterando la baraja en cada decisión que toma. El Rey de Corazones (China) se perfila para ser quién reine la baraja en las décadas por venir no sólo por su poder comercial sino por su consolidación política. Quién parece tener problemas de credibilidad es el conjunto de tréboles, mejor conocidos como la Unión Europea y parece que cambiaran a la Reina por Rey, Macrón será quién abandere el proyecto europeo.

En esta baraja de 194 Estados quedan un sin fin de cartas por enunciar, por separadas valen poco; no obstante, sí se coordinan para formar una “escalera” aumentan su capacidad exponencialmente, tal es el caso de Oriente Medio, América Latina y el Sudeste Asiático. El siempre presente Rey de Picas, conocido como Putin mantiene a la Federación Rusa como un actor relevante en el juego.  Por último, la baraja nos arroja tres grandes desafíos: 1) la incertidumbre y tensión de la península Coreana; 2) el conflicto palestino-israelí y, 3) impulsar el desarrollo en el continente africano.

En cada país los retos son distintos, guerras, corrupción, diferencias culturales, etc., asimismo, son los mecanismos de cambio: revoluciones, elecciones, reformas, manifestaciones etc.; sin embargo, el componente, la unidad básica, el inicio del conflicto o la solución es el mismo: el ser humano. Aislado, es una partícula irrelevante, coordinado es el motor de su propia transformación y/o destrucción como especie. Es aquí donde se integra la reflexión.

Para encender dicho motor debemos de indagar en la “comprensión tiempo/espacio”, es ahí donde ocurre la transformación multifacética de los parámetros de la condición humana. Lo remarco porqué nunca habíamos vivido en una dimensión tan tramposa, en este “fetiche” denominado globalización. Suponemos que la interconexión se refiere a unidad, en realidad la globalización divide en la misma medida en la que une.

Al ser el destino “ineluctable” del mundo, como lo describa Zygmunt Bauman, es preciso entender este proceso para no perdernos en el vacío de la interconexión. Como interconexión me refiero a esa dimensión abstracta en la que el todo y la nada ocurren, llámese Internet, realidad virtual, etc. Este tipo de avances del ser humano son herramientas más no realidades, debemos entenderlas como tal. El desafío para este 2018 es reconectar con el tiempo y el espacio; consolidar sociedades más urbanas que desde la calle seamos capaces de movilizar nuestras energías colectivas en torno a proyectos sociales que promuevan intereses propios y reales.

¡Feliz Año! Atte: Yayo

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JJ/I