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Jalisco, ¿incómodo para Anaya?

Una duda que comienza a crecer al interior del PAN es: ¿a quién le levantará la mano Ricardo Anaya cuando como candidato a la Presidencia de la República venga a Jalisco a hacer campaña y pida el voto? ¿Al candidato de su partido –Acción Nacional– a la gubernatura o al candidato –de Movimiento Ciudadano– con quien negoció la alianza de su partido para crear la coalición local De Frente por Jalisco?

Anaya obligó al panismo jalisciense a aliarse con el alfarismo en más de medio centenar de municipios y la mitad de los distritos, ante la amenaza de este último de que si no se concretaba el partido Movimiento Ciudadano se saldría de la coalición nacional De Frente por México, según fuentes cercanas a las negociaciones.

Ética y moralmente, Ricardo Anaya está obligado a pedirles a los jaliscienses, militantes, simpatizantes o ciudadanos en general el voto no sólo para que él llegue a Los Pinos y los alcaldes a las presidencias municipales o los diputados al Congreso del Estado, sino también su candidato a la gubernatura a Casa Jalisco.

En el lenguaje político y de campaña, Anaya está obligado en el discurso a destacar que el candidato a la gubernatura de su partido –porque creo que su candidato es otro– es mejor que el candidato del PRI, del Verde Ecologista, de Morena y de Movimiento Ciudadano. Y debe de decir por qué es mejor, por qué deben de votar por él y no por ningún otro de sus adversarios.

¿O cómo será ese discurso? Aparentemente es fácil, pues bastará que diga, en términos generales, que voten por los candidatos panistas que encabezan la planilla municipal tanto en donde vayan en alianza como en donde vayan solos, pero ¿qué les dirá a aquellos panistas de los municipios donde siempre han sido competitivos y jugado solos, ahora que con motivo de la alianza el alfarismo fue quien puso al candidato? Por ejemplo en Lagos de Moreno.

¿Qué mensaje tiene Ricardo Anaya para todos aquellos panistas que se sintieron humillados y están dolidos por haber obligado una alianza a la que se opusieron sus órganos rectores –Comisión Permanente y Consejo Estatal– para decirles que voten por él, cuando tienen como oferta un perfil con el que muchos se identifican como es José Antonio Meade, en el PRI, o a una de las suyas, de raigambre azul, como es Margarita Zavala si logra colarse a la boleta como candidata sin partido?

Un escenario difícil de imaginarnos aún serán los eventos en la plaza pública que encabece Ricardo Anaya. ¿Acudirá a aquellos municipios o ciudades medias donde van en alianza y el candidato es alfarista, para pedirles a sus correligionarios que voten por quien apenas unas semanas antes era su adversario? ¿O decidirá no meterse en problemas y evitará asistir a esos lugares?

Imaginémonos un mitin multitudinario de Anaya en la Plaza Liberación o en cualquier otro lugar similar. ¿Qué dirá para pedir el voto para su candidato a la gubernatura? ¿Criticará al gobierno priísta de Aristóteles Sandoval y por extensión al candidato Miguel Castro, al mismo tiempo de que lo haga en contra del candidato naranja, Enrique Alfaro, que es el adversario a vencer? ¿O tomará la decisión salomónica de no criticar ni a uno ni a otro y enfocará entonces sus baterías sólo en contra de Peña Nieto?

No quiero imaginarme, como algunos consideran que pudiera suceder, que Ricardo Anaya decida no poner un pie en Jalisco durante su campaña cuando los votos de este estado hicieron presidentes a Vicente Fox y Felipe Calderón. No, Anaya no puede darse ese lujo ante la encrucijada en la que se encuentra de a quién apoyar o por temor a la conducta que puedan asumir sus correligionarios inconformes con la alianza impuesta.

¿Cuál será la estrategia de Anaya para visitar Jalisco sin tener que pagar un costo tan alto? Al tiempo.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I