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Galeano sigue dominando el balón

Publicación. Cuenta sus propias experiencias con los partidos más electrizantes. Los que le dejaron sin aliento y los que marcaron su vida de jugador frustrado. (Foto: Especial)

Rumbo a los partidos importantes que se jugarán este año en Rusia, viene la hermosa imagen de uno de los más importantes escritores y luchadores sociales que dio Latinoamérica cayendo frente al encanto de una de sus más grandes pasiones: el futbol.

Eduardo Galeano ya había demostrado en El futbol a sol y sombra, que el amor por esos 90 minutos en los que nada más importa, podían ser detonante de los más profundos y amorosos textos. Ahora nos lo confirma en la reciente compilación de textos de título memorable: Cerrado por futbol.

Esa es la hermosa imagen, la de un hombre encerrado en su casa, tirado en su sillón viendo debatirse el honor y la gloria a los países.

En el libro se compilan varios de los textos que nacieron a partir de los encuentros.

“Cuando el mundial comenzó, en la puerta de mi casa colgué un cartel que decía ‘cerrado por futbol´’. Cuando lo descolgué, un mes después, yo ya había jugado sesenta y cuatro partidos, cerveza en mano sin moverme de mi sillón preferido. Esa proeza me dejó frito, los músculos dolidos, la garganta rota, pero ya estoy sintiendo nostalgia. Desde chico quise ser jugador de futbol, y fui el mejor de los mejores, pero sólo en sueños mientras dormía. Al despertar no bien caminaba un par de pasos y pateaba una piedrita en la vereda ya confirmaba que el futbol no era lo mío. Estaba visto, yo no tenía más remedio que probar algún otro oficio. Intenté varios, sin suerte, hasta que por fin empecé a escribir”.

Así describe el mismo Galeano la nostalgia, la emoción a veces palpitante, a veces desgarradora de estos textos, contados de cerquita, como decimos aquí, despacito.

Cuenta sus propias experiencias con los partidos más electrizantes. Los que le dejaron sin aliento y los que marcaron su vida de jugador frustrado, como la del muchachito que llamó traidor al Ché Guevara por haberse declarado fan del beisbol.

Es un amor interminable el de Galeano con el futbol. Las páginas de Cerrado por futbol proponen desde ya un recorrido por la historia del futbol, desde la época en que un jugador recibía una vaca por cada gol, hasta el tiempo de los jugadores multimillonarios agobiados por el éxito, de Maradona, a quien describe como un “hombre que no podía vivir sin la fama que no lo dejaba vivir”, y del legendario Zidane, en su último partido, cuando embistió a un rival y se retiró para siempre del campo, expulsado de un mundial mediocre.

El libro fue editado y publicado por la editorial Siglo XXI con algunos textos periodísticos y crónicas que publicó el escritor en vida, pero además incluye una serie de ellos inédita, que no habían visto la luz y que dan muestra de la ilustración de Galeano, una que traspasa fronteras y que conmueve y emociona incluso aquellos que no saben ni pé del futbol. Porque no habla de los escándalos, ni hace las mismas preguntas por los resultados: cuenta esos momentos mágicos en el que el mundo deja de girar para que los ojos sean parte del ritual. La emoción colectiva.

El libro ya está a la venta y en Guadalajara se encuentra en la librería oficial de Siglo XXI ubicada en López Cotilla, casi esquina con Robles Gil en la colonia Americana.

Adiós pijamas

Después de la tercera entrega, parece que el autor valenciano Paco Roca dejará las pijamas, pues tras Memorias de un hombre en pijama (Astiberri, 2011) y Andanzas de un hombre en pijama (Astiberri, 2014), culmina la trilogía con las Confesiones de un hombre en pijama, que protagoniza como siempre su álter ego. Es la cómica odisea de un cuarentón que por fin ha conseguido su sueño infantil de quedarse en casa todo el día con su ropa de dormir puesta. Las historietas reunidas en este tomo fueron realizadas especialmente para la ocasión, por primera vez, pero también incluyen sus colaboraciones en El País Semanal y Academia.

Homenajes

Recordar a los amigos

Publicado por Cal y Arena, el nuevo libro de José Woldenberg, Así suele ser la vida, es un libro para los otros, para recordar a los amigos y compañeros a través de micro homenajes, pero también a los autores y personajes ejemplares que se encontraron con él en el camino, algunos incluso en situaciones críticas.

Nunca está de más recordar las novelas, películas, estudios, ensayos y personas conocidas o no, cercanas o lejanas, que han coadyuvado a hacer mejor o menos peor la vida, dice Woldenberg en lo que es también una especie de recomendación, tanto cultural como de filosofía: tener siempre en cuenta a los suyos en un momento como el que vive el país. Un momento en el que más que nunca hay que saber estar agradecidos. Así suele ser la vida, está ya disponible en librerías.

Variedad

Una larga historia

Miguel Bonasso cuenta varias historias en una en su más reciente libro El hombre que sabía morir. Todo comienza en agosto de 1976: el jet Falcon se estrella a pocos kilómetros de Acapulco. Aparentemente, los restos destrozados suman tres cuerpos: los de dos tripulantes y el del pasajero que contrató el vuelo, un banquero judío-argentino que hace negocios a la vez con el Mossad y con Montoneros. Abril de 1989: una hermosa joven, hija del magnate, desaparece en Cancún. El Hombre que sabía morir recibe la noticia en un rincón secreto de Cuba y decide resucitar. En México, los narcosatánicos tejen su telaraña. Popeye, el cerebro de la CIA, prepara la Operación Greyhound contra la Isla. Pablo Escobar Gaviria es de la partida. Sobre el tablero, las piezas atacadas: Fidel, Raúl y la seguridad cubana. Con ellos, sus aliados de la KGB y un insólito policía yucateco.

FV/I