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Elogio al bachillerato

El sábado estuve en una reunión con ex compañeros de la Prepa 6 de la Universidad de Guadalajara (UdeG) para festejar a quienes habían cumplido años recientemente. Entre el barullo de las conversaciones algunos caímos en cuenta de que cumplíamos ¡30 años! de haber ingresado al bachillerato. Aparte de ligarnos de modo permanente en la amistad y la remembranza de tan inolvidable como decisiva etapa, ¿qué tanto significó para el desarrollo de nuestras vidas? De seguro todos tendrían respuestas diversas; en mi caso, y para mi formación posterior como editor, el bachillerato fue determinante.

En aquella época la UdeG contemplaba opciones de especialización a las que llamábamos comúnmente las Áreas, y a donde éramos destinados después de un examen de orientación vocacional en los primeros semestres. A partir de la asignación, los alumnos acudíamos cuatro días a la prepa para cursar las materias académicas y otros dos, en mi caso los viernes y los sábados, a las especializadas. Como resultado de mi examen vocacional, fui designado a las de Humanidades, en específico al Adiestramiento de Auxiliar en Comunicación.

Los gustos incipientes por la lectura, el lenguaje, la escritura, la música, la bohemia, que cultivaba en la casa, se perfilaron de manera inusitada y memorable, pues podía aprender y compartir con otros jóvenes y maestros de sensibilidades coincidentes. Las clases que modelaron mis gustos e intereses de manera decisiva fueron Técnicas de la Investigación Documental, Taller de Análisis de Mensajes, Redacción Periodística, Opinión Pública, Expresión Oral, Musicalización, Comunicación Visual, Laboratorio de Radio, Técnicas Audiovisuales, Fotografía, Laboratorio de Prensa y Taller de Publicidad.

En ese adiestramiento viví lo más cercano que pude a un ideal televisivo de la época, la serie ochentera Fama, que de seguro caló las vidas de más de alguno: noviazgos, canciones, poemas, viajes, desengaños; y, por otro lado, la otredad, la urbe, la desigualdad, entre otras nociones, se asimilaban o se cuestionaban por igual. Casi todo lo que he hecho después de la preparatoria (como estudiar Letras, emprender revistas y editoriales, trabajar y colaborar en periódicos, corregir, editar) tuvo que ver con la simiente que me dejó ese bachillerato de la universidad pública de Jalisco.

@LibracoFP

JJ/I