INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Enseñar a descansar

Padres y maestros, especialmente los exigentes, promueven el estudio, el trabajo, las tareas del hogar sin dedicarle espacio a enseñar a descansar, creando workólicos infelices.

La ansiedad por generar y producir, por mantener un promedio o la beca escolar, genera estrés y por lo tanto perjuicios en la salud psicológica y emocional, además de física.

Un estudiante o profesionista cansado presenta síntomas inequívocos como el deseo de dormir, pensamientos negativos y cíclicos o fatídicos, nerviosismo, falta de memoria, malhumor, obsesión por el estudio o el trabajo generando ausencia de creatividad, innovación, emotividad y productividad, que son los elementos primordiales en el ámbito laboral.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), los trabajadores mexicanos laboran aproximadamente 2 mil 240 horas al año que es el equivalente a 8 horas durante 280 días del año, sin contar que muchos trabajadores y oficinistas cuentan con dobles turnos o trabajos distintos.

Un ejecutivo en México labora un promedio de 3 mil 600 horas anuales que equivale a un promedio de 10 horas diarias, contra las mil 400 horas de países como Holanda, Alemania y Noruega o las mil 700 horas aproximadamente de Japón, Canadá, Finlandia y Estados Unidos.

El 50 por ciento de los trabajadores mexicanos cuentan con menos de 6 días de vacaciones al año cuando la media mundial es de 25 días.

Si en pleno siglo 21 está comprobado que los países más productivos, de primer mundo y los avanzados académicamente; no son los que le dedican más horas al trabajo y estudio, entonces habría que preguntarse ¿por qué empeñarnos en la explotación del cuerpo y la mente hacia el trabajo y las tareas de la escuela, si tarde o temprano será un detonante para graves problemas de salud que terminarán costándole a la seguridad social o peor todavía acabando con los bienes personales por tratar de recuperar la salud?

En la familia y en la escuela nos han enseñado a estudiar y trabajar, pero no a descansar debidamente provocando un relajamiento de la mente y el cuerpo. Difícilmente un padre motiva a que sus hijos hagan deporte y una actividad artística con disciplina.

Descansar no significa dormir 12 horas seguidas o tirarse en un sillón a ver la televisión o todo tipo de pantallas casi de manera hipnótica. Aprender a descansar significa variar el tipo de actividad cada determinado tiempo. Algunas actividades que se deben aprender en la escuela y la familia como parte de una rutina diaria es el realizar ejercicios de meditación y oración, actividad deportiva diaria y sistemática a lo igual que una actividad artística. Viajar y conocer lugares vecinos o lejanos.

Visitar amistades o familiares y charlar, procurar actividades recreativas como juegos de mesa, leer y escribir, visitar galerías o museos, escuchar conciertos o presenciar teatro, aprender actividades que no tengan que ver con el trabajo o el estudio como la pintura, cocina, baile, enología. Involucrarse como voluntarios en comunidades de ayuda social u organizaciones no gubernamentales, ONG.

En algunos sectores sociales de México tener amigos o amigas, tomarse el tiempo para realizar actividades personales con las amistades está considerado como pérdida de tiempo o libertinaje cuando es la manera de provocar la alegría, bienestar, armonía y con ello la paz y la tranquilidad.

Actualmente, los jóvenes pueden utilizar horas infinitas entre las series de televisión, los videojuegos, la cama, las redes sociales o las fiestas donde alcohol y droga circulan, todo con el pretexto de estar descansando cuando en la realidad, están agotando su energía y aletargando el cuerpo y la mente.

El descanso se identifica cuando después de darle sentido a una pausa de lo cotidiano se está cansado de algún esfuerzo físico por la actividad recreativa, pero revitalizado, productivo, creativo, feliz y entusiasmado. Como todo aprendizaje, la única manera de enseñar a descansar es con el ejemplo y para ello los padres y los maestros debemos enseñar que el arte, el deporte, la cultura, la convivencia social son parte primordial de la educación emocional y no un relleno en la vida.

Las madres que son la piedra angular del hogar son quienes deben procurar que su casa sea el recinto de paz donde el descanso esté organizado en espacios y tiempos para actividades recreativas, que sea un lugar que conforte y proteja de los enemigos y las luchas exteriores. El trabajo sin receso es deshumanizante, el descanso también dignifica a las personas y para ello, basta de ejemplo el libro del génesis que menciona que cuando Dios terminó su labor de creación, requirió descansar.

@Saucedodlallata

JJ/I