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La inseguridad y sus responsables

Javier Lozano rechazó que la inseguridad que vive México sea un factor que los ciudadanos vayan a tomar en cuenta para no votar por el Partido Revolucionario Institucional (PRI). En el marco de la visita a Jalisco del precandidato tricolor a la presidencia de la república, José Antonio Meade, su vocero culpó a los gobernadores de los estados, sin marcar excepciones, del aumento en los delitos.

En las entrevistas que ofreció previo a su V Informe de Gobierno, el titular del Poder Ejecutivo en Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, dijo que la prevención de los delitos y el patrullaje para reducir la inseguridad era responsabilidad de los presidentes municipales. Cuando se le mencionaron las fallas en la Fiscalía General, entonces culpó al nuevo sistema de justicia penal.

Los presidentes municipales de la zona metropolitana de Guadalajara se han quejado de la liberación por parte de la Fiscalía de los delincuentes que ellos detienen. En particular, los alcaldes de Zapopan y Tlajomulco de Zúñiga, Pablo Lemus y Alberto Uribe, respectivamente, así como el primer edil con licencia de Guadalajara, Enrique Alfaro, han hecho énfasis en la liberación incluso de quienes reinciden en robos y hasta usan armas de fuego.

Casi todos los actores políticos, cuando hablan de la inseguridad y violencia que nos aqueja, insisten en la necesidad de dar oportunidades a quienes menos tienen, como si la delincuencia en el país fuera un asunto de pobres y no de impunidad, corrupción y vínculos entre los hombres de poder y el crimen organizado.

¿De quién es entonces la responsabilidad de la inseguridad? Sin duda de los tres ámbitos de gobierno.

La violencia y la inseguridad se han convertido, sin duda, en el tema que más nos lastima. Los mexicanos nos hemos ido acostumbrado a cambiar radicalmente nuestros hábitos de vida y consumo para reducir las posibilidades de ser víctimas de los delincuentes.

Lo anterior, además que cada vez debemos invertir un mayor porcentaje de nuestros ingresos en medidas de seguridad: sistemas de video vigilancia en casas y negocios, guardias, viviendas en cotos, seguros contra robo, entre otras.

En las agencias de autos, nada más por poner un ejemplo, se pueden comprar unas tolvas, que cuestan alrededor de tres mil pesos, que protegen la computadora del auto, ante el aumento en los robos de esta autoparte.

Los jóvenes, cuando salen por la noche, deben pensar en el dinero para el taxi, pues usar el transporte público o caminar, aún en distancias cortas, es una ruleta rusa.

Claro, sin contar los delitos más dolorosos: el aumento en homicidios dolosos y desapariciones.

Por todo esto, el reciente conflicto político entre el gobernador y los presidentes municipales, sobre el único acuerdo de coordinación que habían alcanzado en más de dos años, para homologar el salario de los policías del Área Metropolitana de Guadalajara, resulta absurdo y molesto.

El dinero por el que pelean no es de ellos. La disposición de recursos por parte del gobernador no es un acto de generosidad. Ni lo será cuando los presidentes municipales hagan su parte.

Garantizar la seguridad para los ciudadanos es una de las responsabilidades que tienen nuestros gobernantes. Las estrategias, las condiciones adecuadas para los policías y la inversión en armamento y equipo es su obligación.

No podemos permitir que sigan “pasándose la bolita” y repartiendo culpas. En pleno proceso electoral, que es casi el único momento en que acuden a nosotros, debemos aprovechar para recordarles que son todos, sin importar el partido político, quienes deben asumir compromisos y darnos resultados.

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FV/I