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¿Quién le entra al tema del etanol?

A raíz del intempestivo aumento en el precio de la gasolina, desde el año pasado pero en particular desde éste en que sube casi 5 centavos diarios, los automovilistas han buscado otras opciones con tal de no ver su bolsillo tan afectado con su gasto fijo en transporte. Y encontraron el etanol.

Algunas personas empezaron a probarlo como aditivo y al darse cuenta de que les rendía prácticamente igual que la gasolina con unos pesos menos, los expendios de este biocombustible empezaron a proliferar en Zapopan, y los usuarios también aumentaron; la diferencia era, en un inicio, de hasta cinco pesos por litro. Ahora es menos porque inmediatamente subió 2 pesos por la demanda, pasó de 12.50 a 14.50 cada litro.

Ahora, ¿qué es el etanol? Para empezar, es lo mismo que el bioetanol, como lo conocen algunos. En este caso el prefijo “bio” se añade por su origen vegetal, ya que proviene de la fermentación de azúcares extraídos de la caña azucarera, el maíz, almidón de la papa y otros, es decir, es alcohol etílico. Se trata de uno de los biocombustibles en el que se tiene mayor interés en el país para dejar de depender de los combustibles fósiles, que tiene sus propias implicaciones sociales, ambientales y económicas.

En México, el uso del etanol está normado para que se expenda como oxigenante de la gasolina en una proporción de 10 por ciento por cada litro de hidrocarburo, para su distribución en el país excepto en las zonas metropolitanas de Guadalajara, Monterrey y Ciudad de México, como lo marca la NOM-016-CRE. Esta proporción mencionada ya tendría que estar incluida en la gasolina que se vende en las estaciones, no aparte.

¿Por qué sí se permite el etanol en la gasolina en el interior de la República pero excluye a las principales ciudades? Porque la propia Comisión Reguladora de Energía (CRE) tiene antecedentes técnicos de que esta mezcla genera precursores de ozono, que en ciudades altamente motorizadas podría causar importantes impactos en la salud pública. El propio Guillermo García Alcocer, comisionado presidente de la CRE, declaró el año pasado que estudios de la EPA alertaron por el incremento de ozono en este tipo de mezclas.

Además, organizaciones como el Centro Mexicano de Derecho Ambiental respaldaron la postura debido a que en Sao Paulo también se registra esta tendencia cuando la población elige el etanol en lugar de la gasolina; de hecho, se ha mostrado preocupada de que el resto del país sí lo utilice en 10 por ciento porque las cuencas atmosféricas, es decir, la zona de influencia de vientos de una región, no respeta precisamente las metrópolis porque son más amplias y la contaminación se comparte.

Por otro lado, el Congreso del estado lanzó una propuesta para pedir que la NOM-O16-CRE se reforme y permita el etanol también en Guadalajara, junto con una mejora sustancial en la calidad de la gasolina para disminuir el impacto en precursores de ozono, sin embargo, no ha habido un diseño experimental en Jalisco que evalúe con precisión los costos beneficios en esta región con un combustible u otro, sino que apenas empiezan uno en la Ciudad de México.

Ante toda esta vorágine de información donde la experiencia internacional ha marcado la pauta y en Guadalajara, ante el precio alcista de la gasolina, está volviendo común el uso de etanol, ¿dónde están las autoridades inspeccionando la calidad del producto? ¿Qué garantías tiene la gente de que en realidad es lo que se vende? ¿Cuándo se pronunciarán oficialmente sobre estos consumos instituciones investigadoras, la Agencia de Energía Jalisco, la Profeco? La calidad del aire está de por medio.

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FV/I