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Oscurecida estrella

Estuvimos tumbados por las olas de un mar picado, hasta que apareció la primera estrella. En ella hubo un reflejo, luego se oscureció: vi entonces una estrella oscurecida. La vi por vez primera. De ella guardo el cintilar de sus filosas puntas, y...

1. Llora porque el gato amenaza la jaula de los pájaros; llora la muerte del canario; suspira porque el tiempo le corre lentamente. Espía por las noches -atrás de las cortinas- a los amantes locos: ocultos en las sombras se besan, bajo las sombras de los árboles se tocan hasta encontrar el goce. Escucha los jadeos, los apagados gritos: a sus oídos llegan cruzando las paredes.

La he visto levantarse las faldas, ofrecerse en el aire; luego detenerse y acariciar sus piernas, se abría en compás: me insinuaba los caminos. Después, arrojarse sobre la cama y en la almohada cumplir sus fantasías.

Sus labios dijeron mi nombre y se quedó dormida.

 

 

2. Una noche -a través de los cristales- conocí su desnudez: salía del baño y caminó hacia la cocina: la humedad la cubría.

Su negra cabellera era un oscuro manto.

Se inclinó, pude admirar su ilesa flor.

3. Acarició una vez mi espalda.

Describió con sus manos la desnudez de mi torso; lo transitó hasta encontrar la suavidad. La nombró.

Esa mañana junto a la ventana de amplios cristales llenos de Sol, desee corresponder a sus caricias: besar sus labios, morder sus senos inflamados, arrancar sus pezones.

4.Una vez fuimos al mar.

Nos encontramos con la tarde; nos cubrió la noche y en lo alto aparecieron estrellas. La marea descubrió su seno izquierdo, quise tocarlo, ansié mojarlo con mi boca, tocarlo con mis manos, arrancarlo y comerlo.

En mi memoria se sostuvo un recuerdo: se alzaba la mañana, vino hacia mí, tomó mi mano y la llevó a sus labios; acaricié su rostro, luego ella lamió mis dedos: los hundió hasta mojarlos.

Dejé uno solo y deambulé la profundidad de su boca; yo imaginé la suavidad de su intacta flor; ella dejó en mis oídos sus breves jadeos; ambos deseamos consumar los apetitos.

La miro caminar por las calles: somos desconocidos.

En aquel tiempo ella era una niña y anhelaba la vida.

victormanuelpazarin.blogspot.mx

JJ/I