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Tonatiuh se va y deja deudas

Posiblemente le dedique un parrafito al mundo de la cultura física y deportes, pero solo eso, unas cuantas líneas, no más. Y cómo poder escribir más si es el área que menos ha crecido en la misma Benemérita Universidad de Guadalajara (UdeG), verdaderamente no se le puede dedicar mucho espacio. Pero sé, el área más importante de lo menos importante, o al menos así la hacen ver.

Si ya se va el rector, Tonatiuh Bravo Padilla, pues deja deudas, y lo “pior”, que por lo pronto esta deuda se debe de entender que es para toda la vida. No quiso, no supo, no pudo romper con el pasado claroscuro de la cultura física y el deporte. Un pasado de casi 30 años donde el modelo académico, o sea la Licenciatura en Cultura Física y Deportes, hace agua, un pasado donde el modelo y estructura del deporte universitario está en terapia intensiva, donde todos lo vemos (o casi todos), menos los jefes.

Un área que se abrió casi paralelamente en esta etapa moderna y postrevolucionaria de la UdeG. Se dice que allá por 1934 se creó el Departamento de Cultura Física de la misma universidad, que vendría a desarrollar de una manera por demás interesante y un tanto desordenada dicha esfera, pero algo sucedió en las últimas tres décadas que se le abandonó.

Algo hemos hecho mal (o demasiado bien) para que los actores y rectores centrales en turno no volteen a ver el área, ya no digamos de visitarla. ¿Para qué? Posiblemente ha crecido y se ha desarrollado un poco al interior de cada centro universitario o preparatoria, pero es lo menos que se debería de hacer; como dice la vox populi, es “de perdis”.

Y esto de hacer lo menos es posible gracias al esfuerzo y porfía que demuestran día a día los mismos deportistas, que pese a todas las adversidades del deporte universitario salen adelante, incluso teniendo una medallista olímpica y Premio Nacional del Deporte en el camino.

Cero crecimiento en lo general, pagos verdaderamente que dan risa, instalaciones deportivas abandonadas o en mal estado, contratación subordinada a la política y no a la capacidad, una universidad que ha dejado de formar a sus propios deportistas son solo algunas notas que se quedan en la pizarra.

Finalmente todos hemos perdido con estas decisiones, pero nos queda claro: unos han perdido más y su oportunidad de haber roto paradigmas. El rector, sin duda alguna, ha perdido más y se va con deudas. Si no se va, le queda un año para replantear realidades.

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JJ/I