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¿Y si gana Andrés Manuel?

El precandidato a la presidencia de la república que lidera todas las encuestas sobre preferencia de voto, Andrés Manuel López Obrador, eligió la ciudad de Guadalajara para cerrar sus actos de precampaña. Poco antes, los también precandidatos Ricardo Anaya y Antonio Meade visitaron Jalisco con una pobre respuesta. Anaya recibió fuertes cuestionamientos de los asistentes a su acto en Lagos de Moreno, y Meade exhibió poca capacidad de convocatoria. En el caso de Obrador el cierre fue convocado en un espacio público, abierto a cualquiera que quiera escucharle.

A pesar de haber tres precandidatos principales en la disputa por la presidencia de la república, sólo dos son los proyectos de nación enfrentados: el que propone AMLO, con un proyecto alternativo de nación de carácter progresista, respaldado por las masas populares y una diversidad política democrática; y la que postulan ambos abanderados del PRI-PAN con sus aliados electorales, de continuidad del modelo neoliberal imperante desde hace 35 años, representando a las derechas, la oligarquía y las corporaciones financieras internacionales.

Pero, ¿qué propone Andrés Manuel que sea distinto a lo que ofrecen Anaya o Meade?

El precandidato de Morena enfatiza en la necesidad de terminar con la corrupción y hacer un gobierno de austeridad, en su Proyecto de Nación 2018–2024; un programa de más de 400 páginas elaborado por especialistas en las diversas áreas, de forma transversal e integral.

Se habla de desarrollo sostenible bajo la idea de que se puedan subsanar las injusticias sociales y de un crecimiento económico que no afecte la convivencia pacífica, los lazos de solidaridad y la diversidad cultural. En el desarrollo del Estado, se explica que no debe subordinarse a las fuerzas del mercado con el pretexto de que sólo así se puede crecer, y que debe asumir su responsabilidad de garantizar a los ciudadanos una vida digna y justa, con seguridad y bienestar. Se propone un gobierno abierto que tenga como eje incorporar una sociedad participativa que opine sobre las decisiones públicas trascendentales. En materia de seguridad se propone el retiro paulatino y programado del Ejército y la Marina en tanto se profesionalizan y fortalecen las policías estatales y federales.

En materia económica se señala el fortalecimiento a la pequeña y mediana empresa, impulso a la investigación y desarrollo tecnológico propio para fortalecer el sector productivo; impulsar las cooperativas y sociedades laborales que busquen un desarrollo social colectivo no excluyente.

Con relación a las llamadas reformas estructurales se propone el establecimiento de mecanismos para una amplia consulta, en donde sea la población quien decida cuáles pueden aportar al desarrollo del país y cuáles deben ser modificadas para retomar el rumbo del proyecto de nación trazado en el proceso revolucionario de México. En materia energética el propósito es convertir el sector en una de las palancas de desarrollo nacional reduciendo la dependencia energética del exterior.

Para que esos propósitos de cambio de rumbo sean posibles, sería necesario que quienes conformen el gobierno que encabezaría AMLO provengan de una amplia alianza integrada por los sectores patrióticos y progresistas del país, incorporando representantes comunitarios, luchadores de derechos humanos, académicos comprometidos, sindicalistas honestos, líderes sociales y de la juventud mexicana que ahora está excluida y criminalizada; así como la incorporación de la mujer en forma paritaria en todos los niveles de gobierno.

Sin duda, en el transcurso de la campaña, la agenda programática de López Obrador podrá ampliarse recogiendo las demandas sentidas de la población, incluyendo entre sus prioridades la búsqueda de los miles de desaparecidos, terminar con las desapariciones forzadas, los feminicidios; combatir la inseguridad con prevención social atendiendo las causas de fondo que la originan; recogiendo los reclamos de los pueblos indígenas y las luchas de los pueblos en defensa del territorio y contra el despojo que hacen las empresas mineras, entre otras.

El verdadero peligro para México sería continuar con un modelo económico y de gobierno que nos ha llevado a la peor crisis y la postración nacional.

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FV/I