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Una ruta sin librerías

Este fin de semana Virginia Bautista de Excélsior entrevistó a Jesús Anaya Rosique, extraordinario editor y maestro de editores. Es su texto hace un amplia reseña de la actividad política y editorial del creador de la primera Maestría en Edición (Universidad de Guadalajara, 1991-1997). En algunos momentos el editor lamenta que México haya perdido el liderazgo editorial en lengua española y deja entrever una solución, que la entrevistadora refiere: “Piensa que el crecimiento de las editoriales independientes y el apoyo del Estado para que se abran diversas ‘librerías de barrio’, que tengan una mayor interacción con su entorno, podría allanar el camino para que la industria editorial del país retome el liderazgo que tenía”.

La idea de que las librerías de barrio podrían salvar y fortalecer la industria editorial me entusiasma. Pensar en que brotarían en una esquina algo más que las horripilantes y nocivas Oxxo o Farmacias Guadalajara, que merman el pequeño comercio e imponen sus estilos y marcas como modelo de consumo, suena atractivo. Una librería, luego un café, luego otros comercios de servicios que ayuden a revitalizar los tristes barrios que a fuerza de las exigencias del modelo económico suelen ser sólo dormitorios. Suena bien, pero creo que difícilmente podría suceder de esa manera.

Creo que el crecimiento de la industria, en especial de las editoriales independientes, estará determinado por la ausencia de las librerías. Y mi idea quizá suene radical, pero realmente estoy en el sentido que las tendencias económicas. Las librerías ya no son un enlace, sino un estorbo entre el editor y el público que en términos reales cuesta al editor y al público 40 por ciento del precio de un libro. Las librerías van en picada. Primero han caído las independientes, luego caerán las cadenas.

Mi propuesta es (y es la única salida que veo) incentivar el comercio electrónico independiente para venta de libros en papel y en electrónico y apoyo decidido del Estado para promoción, compras para escuelas y bibliotecas… pero sobre todo que las editoriales independientes produzcan libros de texto (los grandes grupos editoriales así amasaron su capital). Sólo así la industria mexicana recuperará el liderazgo. Y también, a pesar de lo fallidas que han sido, hacer más campañas de lectura.

@LibracoFP

JJ/I