Chivas y Atlas, a la baja

Chivas y Atlas dividen a la Zona Metropolitana de Guadalajara cada vez que se enfrentan.

Su rivalidad añeja desde 1916, año en que los Rojinegros se aparecieron en la vida rojiblanca que ya existían desde una década atrás, se ha prolongado por más de un siglo, y sus respectivos seguidores gozan y sufren con sus triunfos o caídas, y en época de redes sociales y memes la creatividad se desata para hacer mofa de sus diversas desgracias.

Por la historia de cada uno, la exigencia es distinta, pero en este momento los dos atraviesan por momentos complicados como consecuencia de una mala planificación de sus directivos, pero sin quitarles su grado de responsabilidad a sus técnicos y jugadores, quienes al final son los que ejecutan en el terreno de juego.

En el caso de Chivas pareciera que el encanto y magia de Matías Almeyda se terminó, luego de la conquista del doblete en liga y copa en el Clausura 2017.

Aquel equipo intenso que aparte de correr peleaba cada balón como si fuera el último de su existencia, pero que agregaba la dosis de talento siempre requerida en cualquier conjunto, parece haber perdido la memoria.

Después de un Apertura 2017 para el olvido, resulta que no hay olvido, sino que la mala racha continua y amenaza seriamente con repetir lo sucedido recientemente.

Atlas por su parte no es para sorprender lo que le sucede. Pese a que hubo ilusión en noviembre de 2013 cuando hubo cambio de directiva, ya se sabía que Grupo Salinas en sus anteriores experiencias con Veracruz, Monarcas y Jaguares no había muchas historias de éxito, con excepción de un periodo notable con Morelia.

Y en Atlas, la actual directiva encabezada por Gustavo Guzmán tiene la ocurrencia de dejarse llevar más por el estado de ánimo de su afición que por la frialdad de los números. A Tomás Boy lo despidieron por el 4-1 ante Chivas en Cuartos de Final en el Clausura 2015, y El Profe Cruz fue víctima también de dichas derrotas en liga y copa. Pero ambos clasificaron al Atlas a Liguilla, la manera de quedar eliminados es otro tema.

Si a Rubén Omar Romano no se le dan los resultados será el menos culpable, quizá por aceptar el reto, pero es difícil hacer milagros cuando una estructura ya está deteriorada.

Lo cierto es que los dos tapatíos unen criterios y sin objeción se señala que ambos están en estado de descomposición.

@Ofares72

JJ/I