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Chivas revive el pasado

EN APUROS. Decisiones precipitadas y sacudidas en el organigrama afectan negativamente al equipo. (Foto: Imago7)

El empate agónico del miércoles ante Querétaro otorga un respiro a Matías Almeyda en el banquillo de Chivas, pero matemáticamente se mantiene en la posición 16 de la tabla general con 5 puntos de 21 disputados. Es decir, el Rebaño sigue en terapia intensiva.

El equipo que recibió Almeyda para dirigir en sustitución de José Manuel de la Torre, luego de ocho partidos disputados en el Apertura 2015 sumaba 7 puntos de 24 posibles, se ubicaba en la posición 15 de la tabla general, y ocupaba el penúltimo lugar de la tabla de cocientes.

Nadie imaginaba que ese mismo torneo ganaría la Copa MX, que conquistaría una Supercopa en 2016, y un doblete en el primer semestre de 2017 al ganar copa y liga.

Al llegar Almeyda a Chivas, tenía en el plantel a Omar Bravo, quien estaba motivado por superar la marca de Salvador Reyes como máximo goleador del Club Guadalajara con más de 122 goles, Antonio Rodríguez era el portero titular, Rodolfo Cota suplente, Carlos Salcido no estaba en su mejor momento, y Ángel Reyna estaba separado.

En ese entonces, Jaime Ordiales se integró como director deportivo, pero se oficializó su nombramiento hasta concluir la temporada; Mariano Varela era gerente deportivo y José Luis Higuera había adquirido protagonismo al eliminar de su camino a Néstor de la Torre.

Tan útil fue Bravo para Almeyda, que él mismo solicitó la renovación de su contrato por dos años más.

Al terminar el Clausura 2016, en el que se ubicó en quinto lugar general, comenzaron los cambios. Se puso transferible a Raúl Dedos López y, al finalizar el Draft, Ordiales dejó de ser director deportivo.

Dicha figura desapareció del organigrama para que Almeyda asumiera la función de mánager deportivo, enfocado a la planificación de las fuerzas básicas. Al ya no contar con un director deportivo que intermediara entre el equipo y la dirigencia, El Pelado comenzó a tener mayor contacto con Higuera.

Un punto cuestionable fue el adiós de Bravo. La relación de Omar se había desgastado con Higuera, y el CEO de Omnilife-Chivas sentía que el capitán le restaba autoridad ante los jugadores.

La ausencia de un director deportivo tuvo su punto de quiebre en el caso de Oswaldo Alanís, quien se negó a renovar contrato por seis meses más para 2018, ya que considera que en junio tendrá posibilidad de emigrar al futbol europeo.

Almeyda dio su punto de vista, Higuera también, y después dejó solo al técnico para que apareciera como el villano ante el grupo en general, que no aprobó que su compañero fuera separado por una semana.

Ese grupo lleno de confusiones es el que ahora se encuentra sumergido en el antepenúltimo lugar de la tabla general con 5 puntos, lejos de la clasificación y cerca del mismo escenario de septiembre de 2015.

Otros puntos de desequilibrio

Conforme ha transcurrido el tiempo, Matías Almeyda ha movido piezas con la idea de rodearse de su gente de confianza.

Uno de los movimientos más controvertidos en el área administrativa fue que en junio de 2016, Rafael Ortega, quien se había desempeñado como jefe de los servicios médicos del Club Guadalajara desde 2003 dejaba su cargo argumentando que ya no le alcanzaba el tiempo para alternar sus actividades con sus pacientes con todo el plantel rojiblanco.

Como médico de cancha quedó Jesús Alberto Robles, además de tres kinesiólogos, pero el principal se incorporó el año pasado y fue Fabio Álvarez, un argentino con el que Almeyda coincidió en su etapa con River Plate.

Otro ajuste polémico fue la repentina salida del utilero Elías Uribe, quien laboraba en el Club Guadalajara desde 1989, y era de uno de los personajes de mayor confianza para los jugadores. Omar Fares

A LO QUE SIGUE

Luego de empatar en la agonía del juego ante Querétaro, ayer Chivas realizó una práctica regenerativa en el gimnasio de las indicaciones de Verde Valle. Hoy Matías Almeyda tendrá un último entrenamiento para definir el once inicial que recibirá mañana a Pachuca

Malestar ante panorama

Hay empates que según el momento que atraviese el equipo o la forma en que se da tiene un sabor a triunfo o a derrota.

En el caso de Chivas, para el dueño, Jorge Vergara, el gol de Alan Pulido que representó igualar el marcador al minuto 92 en tiempo de compensación le generó una sensación de triunfo que expresó en su cuenta oficial de Twitter: “¡Un empate con sabor a victoria! Unidos hasta el último segundo somos Chivas”.

Sin embargo, tomando en cuenta la posición en la tabla general y que la temporada pasada el equipo no clasificó a Liguilla, la afición no recibió de buen modo la manifestación del dueño del Club Guadalajara.

Por ejemplo, Lalo Valladares le respondió a Vergara: “¿Desde cuándo Chivas se volvió tan conformista que un empate nos sabe a victoria? Estamos mal”.

Miguel Preciado señaló: “¿Victoria? ¿Contra Gallos? Unidos sí, pero para ser grande hay que ser exigente como grande”.

Juan Santi fue sarcástico: “¿Se refiere al Atlas, verdad? Sólo le faltó decir que ganamos en la tribuna”.

Al interior del equipo, pese a la euforia que generó el empate en la agonía del juego ante Querétaro, hay prudencia, y el técnico Matías Almeyda reconoce que no se puede estar feliz con la actual situación de Chivas.

“Somos conscientes de que no estamos contentos con el presente, pero nos deja sensaciones de que trabajando se pueden lograr muchísimas cosas, debemos de seguir mejorando, mientras los jugadores levanten su nivel nos da esperanza de salir adelante como lo estamos intentando”.

Por su parte, Alan Pulido, quien fue autor de los dos goles que hicieron posible la igualada, después de festejar también aterrizó en el presente rojiblanco y está consciente que no pueden ocultar la realidad de lo que sucede.

 “No nos pone felices, pero sí nos da mayor confianza para seguir trabajando y es un buen comienzo para sumar puntos”.

JJ/I