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Una buena y varias no tanto

La primera y buena noticia es que por fin ya tenemos fiscal anticorrupción en Jalisco: Gerardo Ignacio de la Cruz Tovar asumirá esta importante función, de la que los ciudadanos tenemos altas expectativas.

Es importante para Jalisco que haya una cabeza que marque el rumbo para afrontar el reto de esta fiscalía a escala estatal. Es claro que las bases para trabajar de manera consistente en el combate a la corrupción deben consolidarse desde los estados y sólo así tendrá alguna posibilidad de consolidarse el sistema nacional, desde el que se pretende combatir este gran problema público que enlaza prácticas de corrupción e impunidad a quienes la practican, sean funcionarios públicos, sean personas o entidades privadas. Un primer paso muy positivo, aunque hay que cooperar y exigir como sociedad, para ver resultados convincentes.

Pa´ pronto ya le cayó su primera chamba: investigar la presunta corrupción en la Secretaría de Salud, bajo la gestión de Antonio Cruces, marcada por el desabasto de medicamentos, la deficiencia en la prestación de servicios, entre los problemas más visibles. Ojalá que haya una respuesta contundente a estas demandas y a las denuncias que se le presenten.

Las no tan buenas tienen como centro el nombramiento de Luis Carlos Nájera como secretario del Trabajo. En el sexenio de Aristóteles Sandoval, a la cuenta van cuatro secretarios: Eduardo Almaguer, Héctor Pizano, Tomás Figueroa y Nájera. Los resultados muestran que esa secretaría es una especie de sala en donde se coloca a militantes destacados en espera de mejores oportunidades, pero sin avances o resultados significativos en su cometido. En el actual gobierno no se le ha apostado en serio a la gestión en los temas laboral, salarial y derechos de los trabajadores, aunque se presuma que tenemos el primer lugar nacional, mientras el flamante secretario afirme que Jalisco está en el tercer lugar de generación de empleos, lo que demuestra que ni siquiera cuenta con la información básica que el gobernador maneja.

Qué podrá impulsar Nájera en los 10 meses que le restan al actual gobierno de la entidad. Con el mayor realismo político, sólo podríamos esperar que dé continuidad a lo que el gobierno de Aristóteles Sandoval ha venido haciendo en materia laboral: que no se pierdan plazas, que se propicie el incremento de empleos formales en Jalisco, pero que trabaje seriamente en mejorar las condiciones salariales de los trabajadores. Él mismo lo señala como principal reto y ojalá lo afronte con buenos resultados. Sin lugar a duda, nos damos con eso y que algo se avance frente al rezago de 80 ó 90 mil expedientes acumulados en la Junta de Conciliación y Arbitraje.

Nájera afirma: “Tenemos que generar políticas públicas” -que por definición son de largo plazo- relativas al trabajo, los contratos y salarios, pero realmente parece imposible cuando le quedan 10 meses de gestión y muy probablemente el gobierno entrante no retomará políticas laborales improvisadas y formuladas por quien desconoce ese campo. Y por quien en su desempeño como responsable de la seguridad en el estado dio claras muestras de que el paquete le quedaba muy grande.

Con estos dos nombramientos recientes podemos destacar que en Jalisco, como en el país entero, poco han cambiado las formas en que se integra a los funcionarios de primer nivel en los gobiernos: priva la confianza y la lealtad política por encima de las capacidades idóneas para el desempeño en las funciones que se encomiendan a los funcionarios. En otras palabras, es más importante la cercanía, amistad o lealtad hacia un gobernador, un partido o un grupo político, que las capacidades institucionales de los gobiernos y las posibilidades de un funcionario de trabajar en un ámbito de gestión que se conoce y en el que se cuenta con capacidad probada para operarlo adecuadamente.

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FV/I