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La poesía como camino azaroso

Principio. Jorge Esquinca afirma, como muchos de los grandes escritores, que su iniciación en la escritura se encuentra primero en la lectura, hábito que comienza en su infancia. (Foto: Humberto Muñiz)

A través de su labor literaria, el poeta tapatío Jorge Esquinca se reencuentra con las cosas  aparentemente, más comunes. Este viaje al interior y luego al exterior es el que lo seduce del oficio. Después de tantos años ejerciendo, los poemas para él nacen como una herramienta para entender el mundo.

Una poeta griego en un encuentro hace años, según contó, le enseñó una de sus directrices en la escritura: que la poesía no sirve para dar respuestas, sino para hacer cada vez mejores preguntas.

NTR. ¿Podrías contarnos de tu primer acercamiento a la poesía?

Jorge Esquinca (JE). Antes de siquiera soñar que un día iba a ser un escritor fui un niño lector. Que leía mucho, sobre todo cómics, todos los que caían en mis manos en esos tiempos, en los años 60. Además mi abuelo, al darse cuenta que yo leía, me contagió de su placer por la lectura, me regaló un libro, el primero que leí completo de Emilio Salgari sobre piratas. A partir de ahí me enganché, me volví un devorador de libros. Con los años mi horizonte se fue ampliando y comencé a buscar mis lecturas por mi cuenta.

NTR. ¿Recuerdas tus lecturas fundamentales en ese tiempo?

JE. Unos primos ya en la adolescencia me iniciaron en la lectura de dos autores que para mí siguen siendo muy importantes: Ray Bradbury de ciencia ficción y Jorge Luis Borges. Esos dos descubrimientos casi simultáneos se convirtieron en mis autores de cabecera. Ahí empecé a escribir, debí haber tenido 16 años. Por otro lado en la biblioteca de mis padres estaba toda la obra de Gustavo Adolfo Bécquer, en esos años empecé a enamorarme de todas las amigas de mis hermanas y de mis primas y de cuanta muchacha bonita se cruzara por mi camino, fue casi automático decidir que podía escribirles a ellas poemas para conquistarlas. Comencé a escribir imitando a Bécquer con la muy malvada intención de conseguirme una novia.

NTR. ¿Crees que Bradbury y Borges también influenciaron tus poemas?

JE. A veces el azar es el que guía la vocación de un escritor. No necesariamente el estudio rígido, programado y organizado. Tiene mucho que ver el azar y todas esas lecturas me llevaron y me influenciaron. No solamente me hicieron pensar y soñar sino que me invitaban a escribir y eso es lo mejor que te puede pasar cuando estás leyendo, encontrarte con los escritores que después de leerlos te invitan a escribir.

NTR. ¿Cuándo fue que descubriste que eras, de hecho, un poeta?

JE. Es algo que se va dando. No me llegó un esplendor divino a iluminar mi espíritu, es algo que se decantó, fui descubriendo que había un universo muy interesante por explorar en la poesía, que valía la pena aventurarse en ese mundo, en ese universo que es la poesía y que tiene que ver con una exploración del mundo que nos rodea, de los seres y las cosas que nos rodean, pero también es una exploración personal, de tu ser íntimo, de tu alma y de tu psique, ser doble camino de mirar hacia afuera y luego hacia dentro me resultó muy atractivo: casi sin darme cuenta me fui inclinando más a la escritura de poemas que a la de relatos o de novelas que ni siquiera he intentado.

NTR. Hay poetas que hablan sobre la poesía como algo muy diferente al resto de la escritura, algo que más que trabajar frente al cuaderno puede darse, por ejemplo, caminando...

JE. Sí. Creo que es algo que te sucede y esto es muy sintomático. A mí me pasa eso también. En San Antonio, municipio de Chapala donde vivo ahora, suelo caminar mucho y el ritmo de la caminata hace que aparezcan una serie de frases que son a su vez la traducción de mis emociones, pero eso es solamente el comienzo, también hay que sentarse en el escritorio y tomar el lápiz, el papel o la computadora y ponerse a escribir. Cuando se ha aprendido el oficio o cuando se corre con suerte puede resultar que el poema sea bueno. Pero hay que trabajar y es un oficio que se aprende como tantos otros. Aprender a trabajar con las herramientas que tienes a la mano y a disposición, entre más y mejor la conozcas va a ser el resultado: en este caso son las emociones, la experiencia humana y el lenguaje.

NTR. ¿Cuáles son los temas que más recurrentemente te encuentras en el camino?

JE. En la poesía no hay tema tabú, pero tampoco existen sólo los grandes temas. Creo que se puede escribir de casi cualquier tema, se puede hacer un gran poema sobre una cuchara y sobre una puesta de Sol, sobre un amanecer en el mar y el rostro  hermoso de una mujer, se pueden hacer poemas sobre cosas o animales. Me gusta la posibilidad de acercarme al mundo a través de la poesía, que posibilidad tengo como escritor de poemas de encontrarme de nuevo con las cosas aparentemente familiares, como la mirada puede volverse un camino de hallazgos y descubrimientos de prácticamente todo este universo. He explorado vetas muy distintas...

“Comencé a escribir imitando a Bécquer con la muy malvada intención de conseguirme una novia”
Jorge Esquinca, poeta

“Cuando se ha aprendido el oficio o cuando se corre con suerte puede resultar que el poema sea bueno. Pero hay que trabajar y es un oficio que se aprende como tantos otros”
Jorge Esquinca, poeta

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