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Incomprensible

La dictadura es el sistema de gobierno en el que lo que no está prohibido es obligatorio
Enrique Jardiel Poncela

 

 

Todos se han constituido en mensajeros del tan llevado y traído “cambio” que necesita México. Tema del que todos hablan aunque nadie define. Todos los ahora candidatos dicen poseer la varita que por arte de magia resolverá todos los problemas del país y, de pasada, de los mexicanos; sin embargo, todos nos preguntamos, ¿será?

Al mismo tiempo en que las izquierdas unidas, las derechas entrelazadas con las otras izquierdas y los centros reunidos en uno, todos ellos amancebados en sendas alianzas electorales, algunos en total promiscuidad, intentando convencernos de su honestidad –valiente o no–, con cuentas de colores como si todavía nos chupásemos el dedo para que confiemos y les demos el voto en la elección.

Siguen siendo los mismos de siempre. Nada ha cambiado. Si acaso se han puesto un poco de maquillaje para despistar. Así, con poco que se les rasque, aparece bajo el dorado reflejo la negra podredumbre de la falsedad y el hedor de la corrupción. Resulta incomprensible y más allá de toda lógica que sigamos votando, una y otra vez, por los mismos personajes que nos han dado atole con el dedo por décadas. Y no me refiero aquí al PRI, sino a todos los partidos políticos, pues, ya lo decíamos hace una semana, todos provienen de la misma cloaca.

Los eventos del último fin de semana sirven como botón de muestra. Componendas que se ha pretendido justificar con declaraciones tajantes o cuentos increíbles enseñan que los candidatos buscan el poder por el poder mismo y no están dispuestos a soltar fácilmente la posibilidad de mantenerse pegados a la ubre presupuestal.

Alianzas impresentables

Andrés Manuel López está tan confiado en su triunfo que se ha descuidado en lo esencial: no insultar la inteligencia de los votantes tomando decisiones que lo alejan de la gente que lo ha apoyado.

Nombrar a personajes de muy cuestionable comportamiento lo lleva muy lejos de la “honestidad valiente” que tanto ha pregonado. Incorporar como candidato plurinominal de Morena al Senado al ex líder minero Napoleón Gómez Urrutia, a quien traerá a México con fuero para evitar que se cumpla el proceso judicial en su contra por la desaparición de 55 millones de dólares propiedad de su gremio, es una jugarreta ilegítima para la que dio una única explicación: “Es un acto de justicia”. ¿Para quién?, ya los mineros hicieron público su enérgico rechazo.

Similares

Del lado de la otra alianza el discurso de Ricardo Anaya no cambia y mantiene la recurrencia de sacar al PRI de Los Pinos. Incorporó el domingo a Miguel Ángel Mancera como candidato plurinominal por el Frente al Senado, aunque tengo referencias de que no es constitucionalmente posible para el gobernador de una entidad federativa –la CDMX ya lo es– ser candidato mientras se encuentre en funciones. Habría que revisar la validez jurídica.

Carta a Santa Clos

Finalmente, José Antonio Meade ofrece llevar nota puntual de todas las necesidades de los mexicanos las cuales serán satisfechas en su gobierno si gana. ¿En serio? ¿Realmente cree que la ciudadanía todavía se traga esas promesas así sin más? Desconozco quiénes están detrás de la estrategia del candidato, pero definitivamente se han venido equivocando casi desde el principio. Y esas aseveraciones sólo muestran que así es.

Da la impresión de que está sucediendo algo parecido a lo ocurrido con Francisco Labastida hace 18 años, cuando la campaña tricolor estaba llena de altos mandos y se habían olvidado de la infantería. Meade tendría que reflexionar y buscar quiénes puedan devolverlo a la esencia de su personalidad, espontánea y sencilla, sin razonamientos prefabricados que a nadie convencen.

@BenitoMArteaga

JJ/I