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La iglesia de Venezuela está con su pueblo

La doctrina social de la Iglesia católica es un conjunto de normas y principios referentes a la realidad social, política y económica de la humanidad basados en el evangelio y en el magisterio. Sobre el enfrentamiento entre los obispos y el presidente Nicolás Maduro, el presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, monseñor José Luis Azuaje, afirmó que las homilías que causaron molestia en el gobierno venezolano están apegadas a la doctrina teológica y se amoldan a la pastoral social de la iglesia.

Los obispos venezolanos citando la Evangelii gaudium expresan que la fe entra en las personas a través de los pueblos y de su cultura. Para un obispo, encarnarse e inculturarse es hacerse uno con su gente, hasta identificarse con el alma del pueblo al que pastorea.

El asunto está en que el obispo de San Felipe, Víctor Hugo Basabe, pidió a la virgen de la Divina Pastora librar al país de “la peste” de la corrupción política que condujo a Venezuela “a la ruina moral, económica y social”, esto durante la misa para cerrar la procesión de la imagen, celebrada el domingo 14 de enero en la ciudad de Barquisimeto.

Durante la misa comentó que no puede dejar de sentir dolor y hacer suya la tristeza que hoy se ve en las familias por la migración de sus miembros a tierras desconocidas (…) “millones de venezolanos, sobre todo jóvenes, se van en busca de nuevos horizontes, se marchan de un país que hasta hace años acogió, protegió, promovió e integró a tantos hermanos que, desde distintos lugares del mundo, vinieron por un mejor futuro”.

Insistió el obispo en que no son los jóvenes los que tienen que irse, “si alguien tiene que irse es el responsable de este desastre al cual nos han conducido… si alguien tiene que irse es el responsable de que miles de niños hayan atravesado la frontera de la desnutrición severa, de que miles estén buscando en la basura un desperdicio para saciar el hambre. Si alguien tiene que irse es quien es responsable de la corrupción que condena a los enfermos a morir de por falta de atención en los hospitales, insumos médicos y medicamentos. Si alguien tiene que irse de Venezuela es quien está empeñado en pisotear la dignidad de los venezolanos al pretender convertirnos en mendigos y pordioseros, dependientes sólo de las dádivas que ocasionalmente nos ofrezcan”.

Ante esta predicación, Nicolás Maduro pidió a la fiscalía y al Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela investigar al arzobispo de Barquisimeto, monseñor Antonio López Castillo; y al obispo de San Felipe, monseñor Víctor Hugo Basabe, en el marco de la llamada ley del odio, por llamar al pueblo chavista “peste” y por ello, investigar si las palabras emitidas corresponden a delitos de odio.

El gobierno de Maduro ha aumentado ataques, amenazas y citaciones a pastores y líderes de la Iglesia católica que señalan el sufrimiento del pueblo. En otras palabras, les aplica la Ley Constitucional contra el Odio, por la Convivencia Pacífica y la Tolerancia, por defender a la población.

El problema es que el gobierno, a través de la Asamblea Nacional Constituyente, no acepta las críticas y reflexiones que pueda hacer el pueblo a las cosas que no funcionan.

El presidente de la Conferencia Episcopal argumenta que la ley contra el odio es para los ciudadanos que no están de acuerdo con lo que sucede en el país y es violatoria de los derechos humanos. E insiste que en un país donde casi nada funciona, “¿por qué tenemos que callarnos?”.

“Aquí tiene usted mis manos, y si lo quiere, colóqueme las esposas y lléveme preso, pero yo como sacerdote y como obispo no voy a dejar de denunciar los sufrimientos de mi pueblo”. Estas palabras las pronunció monseñor Antonio López Castillo, arzobispo de Barquisimeto, a un funcionario del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, el temido Sebin.

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JJ/I