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Ernesto Zenteno, de reconocimiento pendiente

Legado. Como una escuela que no cobraba, será recordado por sus compañeros y con quienes compartió sus enseñanzas. (Foto: Humberto Muñiz)

Este miércoles falleció en Guadalajara uno de sus testigos más fieles. Durante más de 70 años Ernesto Zenteno fue conocido y reconocido por su ardua labor en el fotoperiodismo, una que no tenía otras pretensiones más que las de informar.

Zenteno estuvo en el frente de los hechos, reporteros gráficos, sobre todo en temas de política y sociedad; sin formación académica, el fotoperiodista se hizo en la calle y nunca tuvo reparos para enseñar lo que sabía a las nuevas generaciones, sobre todo de la fotografía análoga y sus impresiones.

Fernando Coronel, profesor de fotoperiodismo en la Universidad de Guadalajara, contó en entrevista que, “como muchos reporteros de la vieja guardia, las enseñanzas las impartía en las anécdotas del trabajo del día, cómo cambió todo en la forma de trabajar, la transición digital que hizo que muchos se retiraran del oficio”.

“Era un tipazo al igual que muchos de sus contemporáneos, tenía conocimiento de todo tipo de personajes y era muy sencillo, carismático, siempre sonriente. Era un deleite platicar con él sobre cómo se trabajaba cuando aún no había cámaras de enfoque automático y cómo revelaban a veces en los baños de los hoteles cuando salían a giras fuera del estado y tenían que revelar el rollo, imprimir las fotografías y mandarlas con alguna persona en el aeropuerto que de casualidad viniera para Guadalajara”, contó.

El fotoperiodista Humberto Muñiz le llamaba cariñosamente El Monstruo a Zenteno. Contó que lo hacía como un chascarrillo entre ellos, por su aspecto físico. También recordó que era un caballero: “No le gustaba cómo se amontonan los fotorreporteros de hoy para conseguir la foto, era muy respetuoso y para él eran importantes las formas”, dijo Muñiz.

Él mismo vio, poco antes de su muerte, al archivo que guardaba Zenteno en la casa de uno de sus hijos, en cajas de cartón. Para Muñoz éste es uno de los temas pendientes que dejó el maestro.

“Yo vi todo el material y creo que da hasta para dos o tres libros. Tuvo una carrera muy prolija, ya incluso después de su retiro. Se comprometió de manera total con el oficio”.

Mario Ávila también fue su compañero de frente, incluso en la Asociación de Reporteros Gráficos de Jalisco que presidió hace más de 30 años y en donde, declaró Ávila, “había un gran sentimiento de unión y colaboración, tanto técnica, sobre qué herramientas usar o qué materiales, hasta consejos sobre las mejores tomas, independientemente de las fuentes que cubría cada uno. El maestro Zenteno siempre fue un líder”.

Por la época todos los fotógrafos eran empíricos y en algunos casos hasta solitarios, pero a Zenteno le gustaba compartir, pese a que para muchos tenía un semblante serio y reservado. Ávila recordó con pesar que a Zenteno también le tocaron épocas de sueldos precarios en los diferentes periódicos para los que trabajó, “aún si el trabajo del reportero gráfico resultaba siempre mucho más sacrificado que el reportero que escribe a veces podía ni aparecerse en los sitios, el que toma la foto siempre tenía que estar en el lugar de los hechos, no podía faltar”, contó.

A pesar de que pudo haberlo hecho, el difunto periodista no aceptó nunca un puesto en el gobierno. “Estaba realmente comprometido con la labor informativa, estaba enamorado de su trabajo y nunca abandonó la prensa. Ya con 70 años seguía en el pie del cañón, subiendo y bajando camiones de camino a las órdenes de trabajo, para él no eran asignaciones, eran órdenes que se ejecutaban sin discusión, en el día a día predicó eso: que no se podía estar en ese trabajo sin disciplina”.

Como una escuela que no cobraba, será recordado por sus compañeros y con quienes compartió sus enseñanzas. Sin exposiciones retrospectivas y sin libros, sin salas que lleven su nombre y casi sin reconocimiento será el futuro el que tendrá que darle su lugar como un reportero, casi un historiador que contempló a la ciudad y sus desmanes políticos, y sus costumbres; cambiar y transformarse hasta el día de su muerte.

“Como muchos reporteros de la vieja guardia, las enseñanzas las impartía en las anécdotas del trabajo del día, cómo cambió todo en la forma de trabajar, la transición digital que hizo que muchos se retiraran del oficio”
Fernando Coronel, profesor

“No le gustaba cómo se amontonan los fotorreporteros de hoy para conseguir la foto, era muy respetuoso y para él eran importantes las formas”
Humberto Muñiz, fotoperiodista

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