INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Rompiendo el silencio y el olvido

El 15 de febrero las madres, padres y familiares de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, así como estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos iniciaron una caravana recorriendo más de 12 entidades de la República con la consigna de “Romper el silencio y el olvido”. En el caso de Jalisco estuvieron conversando con diversos colectivos y organizaciones solidarias, además de sostener un encuentro con universitarios en la Universidad de Guadalajara.

El mensaje de los familiares de los 43 a lo largo de este recorrido nacional es informar que el gobierno ha detenido la búsqueda, perpetuando con ello la impunidad al no llegar a la verdad ni obtener justicia, mucho menos la reparación integral del daño. Demandaron continuar con las líneas de investigación que establecieron los organismos internacionales (GIEI y otros) que a la fecha no han avanzado: 1) la posible participación de miembros del Ejército mexicano en la desaparición de los estudiantes; 2) investigar la telefonía celular, ya que varios de los teléfonos continuaban funcionando días después de la desaparición forzada; 3) detención de policías municipales de Huitzuco implicados; 4) el nivel de participación de integrantes de la Policía Federal y 5) el trasiego de drogas a través de autobuses que explicaría la agresividad hacia los estudiantes al haber tomado —sin saber— al menos uno de los camiones que se destinaban a ese propósito.

En un comunicado central los padres expresan que “todo este tiempo ha significado un sufrimiento insoportable para nosotros. Estamos viviendo una incertidumbre y angustia permanente de no saber la suerte de nuestros hijos. Cala en lo más hondo de nuestro corazón no saber de ellos. A medida que el tiempo avanza cunde el olvido y nuestro dolor aumenta. Poco a poco vamos muriendo”. Se hizo un homenaje a la tía Minerva, madre de Everardo Rodríguez Bello, quien falleció sin saber el paradero de su hijo.

En el encuentro con estudiantes del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, CUCSH, de la UdeG, don Bernabé, padre de Adán Abraján, explicó las dificultades que enfrentan desde hace 40 meses; que muchos de los padres, por su origen indígena y campesino, al principio apenas se atrevían a tomar la palabra, pero que se vieron obligados a levantar la voz en todos los espacios en que les den oportunidad de expresar su lucha, para reclamar la presentación con vida de sus hijos. Por su parte la señora María Martínez, madre de Miguel Ángel Hernández, habló de la angustia por no saber de sus hijos, de la esperanza de poder abrazarles una vez más y no descansar hasta tenerlos de regreso; señaló que ojalá toda la comunidad pueda unirse en este reclamo, pues pasan los meses mientras el gobierno le apuesta al olvido. Los normalistas de Ayotzinapa que acompañaban a la caravana explicaron que ellos, como estudiantes, asumieron el compromiso de nunca abandonar a los padres de los 43 en su exigencia de llegar a la verdad.

Los estudiantes del CUCSH, al dar la bienvenida a la caravana, expresaron su cariño y apoyo a los padres en la búsqueda de sus hijos, y llamaron a los estudiosos de las ciencias sociales a ser conscientes de los problemas del país en donde habrán de ejercer la profesión, pensando en el bienestar colectivo, exigiendo justicia y tratando de aportar soluciones. A los familiares de los desaparecidos les dijeron “no están solos, su rabia también es la nuestra. No estamos todos, nos faltan 43 y miles más”.

Quizá lo más difícil de pensar en ese emotivo encuentro es que la cifra de desaparecidos supera las 30 mil personas, y si las autoridades no están atendiendo la búsqueda de los 43, con todos los compromisos internacionales que asumieron y la presión constante de los familiares y grupos solidarios,  ¿qué garantías tenemos de que se está buscando a los miles de desaparecidos que hay en nuestro país?

[email protected]

FV/I