INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Anaya y el karma del desafuero

Aunque de origen budista, el concepto de karma ha sido asimilado ampliamente por la civilización occidental para establecer la relación de causa y efecto de las acciones humanas. En palabras de Confucio: “No hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti”. O para decirlo de una manera llana: “Todo lo que hagas, bueno o malo, tarde o temprano se te regresa”. Así de sencillo, así de contundente.

La idea del karma me vino a la cabeza cuando el 25 de febrero me topé con los tuits en los que Ricardo Anaya informaba sobre su visita a la Procuraduría General de la República para solicitar el posicionamiento de la PGR respecto a las acusaciones que, sobre lavado de dinero, han vertido en su contra diversos medios de comunicación. Los tuits, que se acompañaban de una fotografía y un video, me provocaron un profundo déjà vu, ese sentimiento de estar experimentando de nueva cuenta sucesos anteriormente vividos.

La imagen de la foto es elocuente. En primer plano, un Anaya sonriente, mostraba a los fotógrafos de prensa la copia de recibido del escrito que había entregado al encargado del despacho de la PGR. A su izquierda, Diego Fernández de Ceballos con semblante taciturno miraba la escena. A su derecha, semioculto, se asomaba el rostro inexpresivo de Santiago Creel. Al lado de éste, con actitud ausente, Dante Delgado dirigía su mirada hacia el infinito.

El video no se queda atrás. Inicia con Ricardo Anaya saliendo de las instalaciones de la procuraduría, al tiempo de que un puñado de simpatizantes corea el grito de “¡no estás solo, no estás solo!”. (Siempre he pensado que la derecha carece de inteligencia para elaborar consignas, por lo que invariablemente recurren a copiar las de la izquierda).

Cuando Ricardo muestra el documento se escucha a los fotógrafos decirle: “Arriba, más arriba”, “la manita”, “a la derecha”, “Anaya de este lado por favor”, etc. La sesión de fotos dura aproximadamente 90 segundos. Luego, con voz de circunstancia, inicia la lectura de su mensaje. Y dice, textual, “este gobierno federal priísta usa a la Procuraduría General de la República para dañar a quienes somos sus opositores”, “la PGR se ha prestado a la guerra sucia del PRI”. Al final del mensaje vuelven a escucharse los gritos de “¡no estás solo!”.

Fue entonces que la palabra karma me sacudió el cerebro. Es razonable y pertinente que Ricardo Anaya proteste por el uso faccioso, que a su juicio, el gobierno federal hace de la procuraduría para embestirlo electoralmente. Pero Ricardo ya debería saberlo. Supongo que está enterado de que en 2005 el entonces presidente Vicente Fox, en un acto de una irresponsabilidad extrema, utilizó al entonces procurador general, Rafael Macedo de la Concha, para impulsar un proceso contra Andrés Manuel López Obrador, a la sazón jefe de Gobierno del Distrito Federal y fuerte aspirante a la Presidencia de la república. El proceso culminó con su desafuero ejecutado por la Cámara de Diputados, en una de sus acciones más vergonzosas de su historia. Sin embargo, debido a las multitudinarias movilizaciones en apoyo al jefe de Gobierno, Vicente Fox se vio obligado a recular, despidió a Macedo de la Concha, el expediente fue prácticamente eliminado y la acusación hacia AMLO se archivó de manera definitiva.

Por ironías del destino, o por una especie de justicia kármica, Ricardo Anaya acompañado por Diego Fernández de Ceballos, uno de los instigadores de la trama del desafuero, experimenta en carne propia el uso perverso de las instituciones en su contra. La enorme diferencia estriba en que, mientras un zócalo repleto coreaba “¡no estás solo!” a López Obrador, en su caso el mismo grito solamente acentúa su evidente soledad.

Así, de manera fatal e ineluctable, la maldición del karma amenaza el futuro de su aspiración presidencial.

[email protected]

JJ/I