INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Aranceles y guerras comerciales

En los últimos días Donald Trump ha anunciado medidas unilaterales para reducir el déficit comercial estadounidense. Éstas complementan sus pronunciamientos de rechazo hacia los acuerdos de libre comercio. Así se han anunciado aranceles para reducir las importaciones de aluminio, acero, paneles solares y lavadoras. Estos aranceles confirman la proclividad de la administración de Trump hacia el populismo económico.

La imposición de aranceles tiene el respaldo parcial de la población de su país. Éste se sustenta en la creencia de que los mismos permitirán reducir el déficit de balanza de pagos de Estados Unidos, incrementar la producción de bienes norteamericanos y proteger los empleos estadounidenses.

En mi opinión, los aranceles sólo promoverán que haya guerras comerciales internacionales. Éstas ocurren cuando hay prácticas multilaterales en contra del libre comercio. Las mismas se basan, en añadidura a los aranceles, en subsidios, restricciones voluntarias, cuotas, carteles, embargos o prácticas de dumping. Frecuentemente, se justifican en términos de “resolver las injusticias” causadas por comercio internacional. 

Al respecto, Trump ha dicho que “las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar”. Sin embargo, parece desconocer que éstas se basan en distorsiones en la producción y el consumo que inducirían ineficiencias y pérdidas económicas en todos los países vinculados comercialmente.

Debe señalarse que las guerras comerciales tienen efectos negativos adicionales: podrían inducir inestabilidad de las instituciones de gobernanza global, reducciones en el PIB global debido a las pérdidas de la división internacional del trabajo, restricciones para la movilidad de personas y movimientos de capitales.

El populismo de Trump parece proponer la reversión de la liberalización comercial existente a nivel global. Sin embargo, desde los años cuarenta la economía norteamericana ha prevalecido como potencia mundial debido a dicha liberalización. Soy escéptico de que las decisiones de Trump generen beneficios o bienestar para Estados Unidos en el largo plazo.

JJ/I