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¿Ahora es el momento?

Para este año, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) eligió el tema Ahora es el momento: las activistas rurales y urbanas transforman la vida de las mujeres, para conmemorar el Día de la Mujer.

La ONU destaca cómo la efeméride coincide con un movimiento mundial sin precedentes por los derechos, la igualdad y la justicia de las mujeres, y con tiempos en que el acoso sexual, la violencia y la discriminación contra ellas han acaparado los titulares y el discurso público, con una creciente determinación a favor del cambio.

Los movimientos #MeToo en Estados Unidos; #YoTambién, en México, España y el resto de América Latina; #QuellaVoltaChe, en Italia; #BalanceTonPorc, en Francia, y #Ana_kaman, en Estados árabes son algunas de las iniciativas con las que miles de mujeres han roto el silencio para denunciar el acoso sexual y la violencia en su contra.

De acuerdo con el organismo internacional, el Día Internacional de la Mujer 2018 es una oportunidad para transformar estos movimientos en medidas para empoderar a las mujeres de todos los entornos, reivindicar sus derechos y conseguir que éstas desarrollen su pleno potencial.

En México, por supuesto, el reto es gigante: Belén Sanz Luque, representante de Naciones Unidas, afirma que en el país la brecha de desigualdad salarial por razón de género puede ser de hasta 30 por ciento en algunos sectores.

Además, 27 de cada 100 mujeres mexicanas que han trabajado han experimentado algún acto violento, principalmente de tipo sexual y de discriminación por razones de género o por embarazo en el ámbito laboral.

La perspectiva del Instituto Nacional de las Mujeres no es tan diferente. Lorena Cruz, su presidente, destaca que son muchos los retos y entre esos está el de trabajar en el empoderamiento económico de las mujeres. De cada 100 mujeres en edad de trabajar, sólo 43 por ciento tiene un trabajo formal y todavía existe un alto porcentaje que realiza trabajos no remunerados, a pesar de que representan 18 por ciento del producto interno bruto.

En materia de violencia, el panorama es fatal: siete mujeres son asesinadas al día y dos de cada tres mexicanas de 15 años y más ha sufrido algún incidente de agresión de género a lo largo de su vida, ya sea emocional, sexual, física, económica o a través de la discriminación en cualquier ámbito, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

ONU Mujeres México añade que 49 por ciento de los homicidios se produjeron por armas de fuego, mientras que es más frecuente el uso de medios más brutales para asesinar a mujeres. Menciona que el promedio de mujeres que mueren por objetos punzantes, ahorcamientos, estrangulamientos, ahogamientos y fuego es mayor que en los hombres.

Para la organización, todo esto significa que los patrones culturales que desvalorizan a las mujeres y las conciben como desechables persisten, a grado tal que se ha generado una permisividad social hacia ellos de tal forma que han llegado hasta la expresión última: el feminicidio.

A estas cifras les siguen los agujeros negros en impartición de justicia. Una investigación de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad consigna que las procuradurías y fiscalías en México sólo han juzgado como feminicidios a uno de cada cinco asesinatos de mujeres.

Cita como ejemplo radical lo que ocurre en Tamaulipas, donde de enero de 2012 a junio de 2016 fueron encontrados los cuerpos mutilados de 50 mujeres, pero ni uno sólo de esos casos fue juzgado como feminicidio.

Es claro que los altos índices de violencia contra la mujer ya no pueden esconderse bajo un tapete, como tampoco se puede seguir tolerando que el problema quede normalizado como algo cultural y sea parte de la sociedad.

La pregunta es si las autoridades también tienen claro que ahora es el momento.

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JJ/I