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Residuos, agua, fuego y vacaciones

Acabamos de entrar en Guadalajara y Jalisco a una de las temporadas del año que más dispendio de recursos conlleva y a la vez, impacta en tres de los conflictos ambientales más críticos del estado: la generación de residuos a gran escala, consumo de agua en enormes cantidades y la propagación de incendios forestales. Todos ellos temas sensibles, llagas abiertas.

En este puente y las próximas dos semanas en que se viene la verdadera temporada de vacaciones, los destinos de playa, bosque, ríos, lagunas y Pueblos Mágicos se vuelven refugio de quienes quieren salir de la rutina y darse un respiro en un espacio rodeado de naturaleza, mediana tranquilidad y, por supuesto, todos desean llegar a un lugar impecable y listo para disfrutarse.

El problema es que esta misma aspiración no la tiene una sola familia, sino miles, que terminarán eventualmente en los mismos lugares y tendrán un efecto multiplicador en la generación de basura que no traerán con ellos sino que dejarán allí, en municipios que en la mayoría de los casos están rebasados en el tema, como el caso de Tapalpa, Cihuatlán, Lagos de Moreno, Tequila, Cuquío… Muchos de ellos Pueblos Mágicos y, por ende, con mucha mayor demanda turística.

Todos generamos residuos, máxime cuando salimos de excursión, pero en este contexto donde la basura es un problema social y ambiental de importantes dimensiones por una pésima gestión de años, es obligación de cada turista tomar medidas al respecto para reducir lo más posible su impacto.

No será suficiente con disminuir la cantidad de desechos al cargar con recipientes reutilizables, bolsas de tela y llevar a los depósitos autorizados la basura generada, hay que ir más allá por aquellas personas con menos acceso a la información y educación, que no ven problema en dejar sus latas, desechables y hasta pañales en playas, el Río Caliente de La Primavera, el bosque de Mazamitla o en la ribera de Chapala. Nada cuesta hacer un ejercicio de conciencia y recoger más allá de lo nuestro, esas actitudes generan un efecto replicador sin necesidad de exhibir a nadie ni discutir. Los hechos son potentísimos.

Otro de los aspectos que habrá que cuidar es el del agua. Justamente es esta misma época de calores cuando empieza a dispararse el consumo domiciliario que se agudiza cuando termina la semana de Pascua y regresan los viajeros a Guadalajara. El dispendio es exacerbado, incluso en 2016 llegaron a quedarse sin agua 100 colonias de las partes más altas de la ciudad por la alta demanda.

Según registros del Siapa vía transparencia, el mes de mayo de 2017 fue el que más consumo registró en la ciudad en los últimos tres años con un pico de suministro de 10.69 metros cúbicos por segundo, es decir, 10 mil 690 litros de agua cada segundo durante un mes entero. Brutal. ¿Habrá manera de reducirlos?

El último punto es el de los incendios forestales. Ya empezaron a proliferar a un ritmo de 7 diarios, prácticamente todos son responsabilidad humana aunque algunos definitivamente son deliberados y un porcentaje de alrededor de 5 por ciento por descuidos o negligencia de parte de quienes transitan en carreteras y sueltan colillas de cigarro o paseantes que dejan brasas encendidas.

Vacacionar es un derecho de todos, pero quien tiene acceso a información y educación está obligado a tomar un papel activo en reducir las implicaciones que tienen sus paseos independientemente del lugar que se visite. Evitar que los residuos sean un problema al multiplicarse en tiempo vacacional, que el consumo de agua deje sin el recurso a otros y conservar íntegros los ecosistemas de cuyos servicios nos beneficiamos son responsabilidades inherentes al derecho de disfrutar los recursos naturales.

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FV