INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Desilusión y decepción no son lo mismo

Hace días tuve charla con una colega que habló de la decepción que se vive por engaños, el desfallecimiento de servidores públicos, incluyendo a maestros, en su desempeño, el pesimismo ante nuevos candidatos y ofertas de campaña, lo burlado que se siente el pueblo tras cambiar de colores y los mismos chascos. De pronto usó como sinónimo una palabra que me hizo brincar como resorte: los jóvenes están desilusionados.

Entonces contesté con intensidad y rabia que no podía siquiera mencionarlo. Nuestra juventud no puede estar desilusionada y para ello debemos padres y educadores generar esperanza, que es el símbolo del verde de nuestra bandera. Es nuestra responsabilidad mantener la ilusión. Es verdad que la realidad desmiente todo informe que con aires triunfalistas muestran un México industrializando, potente, productivo y comercial. Es cierto que la desconfianza se ha vuelto parte del ser y de pensar ante fraudes de dirigentes que hoy están libres. Que la inseguridad causa miedo. Que el desengaño por redes en streaming, nos abrió los ojos y nos cerró el corazón, a nuestros líderes. No hay candidato que cuente con la mayoría de la aprobación, que rebase 50 por ciento de la intención del voto. Los independientes que parecían salvar la democracia y el liderazgo se cayeron.

A pesar de ello, no podemos dejar de sembrar ilusiones en nuestros niños y jóvenes, debemos crearles expectativas. Que tarea importante se viene los próximos años para nuestros gobernantes cuando países como Brasil, Nigeria, Turquía, Egipto, Arabia Saudita, India, Indonesia, Tailandia, Malasia, China, Vietnam y Rusia junto con México desean un lugar entre los países poderosos y ellos están apostando a la educación como piedra angular de sus reformas. Si México no consolida su reforma educativa tan anunciada donde educación emocional, emprendedora, financiera, colaborativa y pragmática son los ejes, puede venir una hecatombe.

Podremos estar decepcionados de lo realizado hasta hoy en nuestra patria, pero nunca deprimidos, tristes o decaídos. Los errores del pasado, los fiascos y fracasos deben ser la experiencia de una nueva generación de adultos jóvenes, de adolescentes y niños que se enfoquen en buscar a través del emprendedurismo, la ciencia y la tecnología una mejor manera de vivir. Las sociedades maduras y las emergentes han crecido en sofisticación y por lo tanto la expansión se ha vuelto un tema eminentemente de calidad científica, tecnológica, financiera, emprendedora y de dominio de lenguas extranjeras. Los países industrializados del mundo tienen un peso político y económico como Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido que puede cambiar, pues sus poblaciones disminuyen mientras que las emergentes crecen. Por ejemplo, hay más niños entre China, India y Brasil que todos los europeos juntos.

No podemos caer en la desilusión ante tal panorama. Se debe buscar una sociedad plena en valores que quiera el bien común y el enriquecimiento de las actuales clases pobres y clases medias.

[email protected]

@Saucedodlallata

JJ/I