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Víctimas provocan cambios en el país

Lucha. Pese a la resistencia oficial, estos grupos provocan mayor atención y acción ante los problemas. (Foto: Alfonso Hernández)

Según la información del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED), en este momento se desconoce el paradero de 3 mil 80 personas que fueron vistas por última vez en Jalisco.

Hoy, la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ) dará a conocer la Recomendación General sobre el Derecho a la Protección de Todas las Personas contra la Desaparición Forzada y Desaparición Cometida por Particulares en el estado.

En este contexto, Miguel Álvarez Gándara, presidente del organismo civil Servicios y Asesoría para la Paz (Serapaz), quien se ha desempeñado como mediador entre el gobierno y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y entre el primero y los familiares de los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa, hizo un recuento de los logros que han conseguido los colectivos de familiares de desaparecidos y las implicaciones que éstos tienen para la transformación de la sociedad mexicana.

“Este cambio que está pasando en México en mucho se debe a las víctimas y sus familiares que son, en mi opinión, el nuevo gran sujeto transformador del momento de la lucha por justicia, generador de cambios. El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, Ayotzinapa, han movido y acelerado este proceso de los derechos humanos, saliéndose de lo penal y lo jurídico para pasar a ser instrumento y dinámica y visión de la sociedad”, expuso el también ganador del Premio Nacional de Derechos Humanos 2017.

Álvarez Gándara consideró que el surgimiento de diversos movimientos sociales que se oponen a violaciones a derechos humanos, como son la desaparición de personas o el despojo de comunidades, ha creado cuatro pilares que son la base de una transformación del sistema de justicia mexicano.

“Me refiero al derecho a la verdad, que no hay lucha en que se conciba el término de derechos humanos en que no se planteé el derecho a saber qué pasó; el derecho a la justicia, pero vista ahora no como el castigo al perpetrador, sino vista desde la víctima (…) el tercero es el derecho a la reparación del daño, que no es un problema sólo de remuneración económica, sino de dignidad, de qué procesos y proyectos fueron intervenidos, afectados, frenados por una violación de derechos humanos y que hay que recuperarlos y, finalmente, el derecho a la no repetición”.

Un proceso que, dice, no se podría entender sin la acción de los familiares de desaparecidos, a pesar de los paupérrimos resultados que se suelen dar las instancias gubernamentales.

“Soy de los que respeto, admiro y acompaño en lo que puedo éste que yo llamo sagrado proceso de las víctimas y de sus familiares de ir pasando de su dolor personal, al familiar y al colectivo; de nuestro caso a nuestros casos; de mis hijos a nuestros hijos y de justicia para mi caso, al justicia para todos y que no vuelva a suceder”.

“Este proceso impresionante me permite decir que estamos ante dos dinámicas vinculadas, pero distintas. Una que tiene que ver con los resultados, con la búsqueda y el ejercicio y despliegue de la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas (…), pero el otro proceso que está sucediendo es aquél que, aunque no haya todavía respuestas, tiene que ver con el proceso que viven las víctimas y sus familiares en términos de dignidad”, explicó.

“Los padres y madres de Ayotzinapa no han logrado todavía la justicia y la verdad, pero decir que su lucha y su movimiento no ha generado frutos sería una injusticia. Me refiero a Ayotzinapa y a los más de 50 colectivos que articulan el Movimiento Nacional por Nuestros Desaparecidos. Este ejercicio, este esfuerzo colectivo de sumar fuerzas, sueños, empujes, ese proceso cualitativo de dignidad es impresionante y luminoso”.

Aunque lamenta que la tendencia que domina en el Estado sigue siendo la que se opone este avance, enmarcada, además, “en una preocupante estrategia de seguridad que cree que a la fuerza de la violencia hay que responder con fuerza de Estado”, confía en que no habrá reversa en el camino recorrido, pero para ello la sociedad mexicana aún tiene luchas que librar, particularmente en el contexto electoral actual.

“Es clave que este momento electoral no solamente sea un momento de los partidos, sino un momento en que la sociedad también haga visible su propia agenda, sus visiones, sus propuestas. Es momento de que movimientos sociales y victimas hablen, propongan y expresen esa agenda que oriente la transición que hace falta y que, independientemente de quien gane, es un hecho que México necesita dar una transición estructural profunda que resuelva toda esta serie de crisis que se expresan en términos de derechos humanos”.

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FRASE

“Este cambio que está pasando en México en mucho se debe a las víctimas y sus familiares que son, en mi opinión, el nuevo gran sujeto transformador del momento de la lucha por justicia, generador de cambios”
Miguel Álvarez Gándara, activista

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