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Trascendencia

El viernes pasado la revista Rolling Stone publicó un artículo en el cual advertía que la industria de los conciertos tiene un futuro incierto debido a que artistas taquilleros han anunciado su retiro, entre ellos Neil Diamond debido a que padece Parkinson, Elton John, quien quiere ver crecer a sus hijos y llevar una vida hogareña y la banda Rush.

En su artículo, Steve Knopper, cita cifras del listado de los cien espectáculos que más vendieron boletos en 2017, de ellos, más de 20 son de artistas con 65 años o más, entre ellos Roger Waters, Bruce Springsteen y Paul McCartney, lo que anticipa que los próximos diez años, muchos de ellos se hayan retirado. Obliga a una paráfrasis del Chapulín Colorado: ¿Y ahora quién podrá defender a la industria de los shows en vivo?

Hay un par de generaciones de músicos que están por cumplir su natural ciclo vital. El problema no es sólo para Estados Unidos, lo es para el mundo.

Pienso en México y no quiero pensar que sólo se podrá asistir a conciertos de pop, reguetón o música de banda.

Mientras pienso en eso, me pregunto por qué el Corona Capital no sumó a artistas latinos o mexicanos y eligió artistas menores, con pocas posibilidades de ser cabeza de cartel, antes de llegar a la actuación de David Byrne.

Con las seis y media de la tarde ya pasaron por los distintos escenarios Penguin Prison, Tennis y Matt and Kim, estos últimos lograron animar a la gente a fuerza de gritos, lanzar globos, pelotas y confeti a la gente, pudieran animar fiestas infantiles y que estén en un horario vespertino se entiende, porque difícilmente podrían ascender en horario, son una banda de festival con música para el momento y con mucha dificultad lograrán trascender más de diez años, sus fans crecerán y los cambiarán por otra cosa.

El horario de David Byrne se adelantó y su show lució poco debido a que el diseño de iluminación no está hecho para una luz de día, pero Byrne, ex Talking Heads, demuestra que su música y su concepto se complementan, están enfocados a transmitir una emoción visual que navega al ritmo de la letra, a diferencia del efectismo de las bandas que le apuestan al video miniatura de YouTube que divierte y encanta, pero su destino es entretener.

La industria musical debe de estar preocupada, hay razones claras para advertir que la gente consume la experiencia de generar durante unas horas donde la música sirve como ruido de fondo y no como una representación vital. Quizá me gana la brecha generacional, pero no existen elementos musicales que permitan suponer que la mayoría de las bandas nuevas van a durar en la mente diez años, si con sol y sin show visual no atraen. La cosa es grave.

@WhoIsFranco

FV