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Credibilidad

El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de los ignorantes, el evangelio de la envidia y su virtud es el reparto igualitario de la miseria
Winston Churchill

 

 

En estos tiempos de desacuerdo nacional son pocos los temas de los que se puede decir que existe consenso más o menos general, por ejemplo: la falta de seguridad, la enorme molestia por la imparable corrupción, la mala opinión sobre todos los niveles de gobierno y la gran desconfianza de los ciudadanos hacia los partidos políticos.

En tiempos de elecciones, esta falta de credibilidad se convierte en un problema grave, una crisis institucional que no permite establecer qué sucederá al término de los comicios. Los votantes no creen en nada que provenga de los institutos políticos, por más que éstos se esfuercen en difundir por todos los medios sus propuestas y postulados.

Caso perdido, millones de recursos aportados por los contribuyentes invertidos en mensajes de televisión, radio, prensa y redes sociales, que cada día son ignorados por más y más personas, molestas por el permanente bombardeo de publicidad que impide el uso regular y cotidiano de cada medio.

‘Guerra sucia’

Uno de los factores que contribuye al hartazgo de la ciudadanía es el indiscriminado uso de las redes para descalificar y calumniar a todos los candidatos y sus acompañantes en una guerra sin fin de todos contra todos, en la que pocos procuran mantener la ecuanimidad y convocan a cambiar los ataques y mentiras por ideas y propuestas. Algo impensable en el ambiente político actual.

No sólo en las redes sociales se lanzan descaradamente propuestas insostenibles. Los spots plantean mentiras descaradas, promesas que no pasan el más simple análisis aritmético. Sin necesidad de consultar a expertos en economía y finanzas, cualquier ciudadano puede hacer los cálculos que echan por tierra los sueños que pretenden vender los aspirantes presidenciales a los votantes.

Sólo los ignorantes –y los que tienen intereses particulares claros– pueden creer las falacias que se repiten una y otra vez en todas partes.

Ideas contra calumnias

Por lo que escucho y leo, creo que los mexicanos estamos hartos de la descalificación y la calumnia como armas políticas. Tengo la impresión de que desestimamos la mayoría de los mensajes que tienen por objeto lesionar la imagen y personalidad de cualquiera de los candidatos, si bien nos falta aprender a diferenciar cuándo se trata de acciones de la oposición, de las que son producto del fuego amigo. Aun así, hemos avanzado mucho en ese difícil terreno al que no estamos acostumbrados. Será interesante ver hasta qué punto resultan más importantes para el elector las ideas que las descalificaciones.

Cuerda floja

Hay quienes desde ahora, a escasos 10 días de iniciadas las campañas, proyectan los resultados apoyándose en las encuestas actuales y pretenden promover una definición del llamado “voto útil” para crear una carrera parejera entre López y Anaya, los dos punteros actuales. Dan por sentado que la gran desventaja mediática con la que arrancó José Antonio Meade –los millones de anuncios promoviendo la imagen de López Obrador y Ricardo Anaya a lo largo de años–, sumada a la enorme carga negativa de la marca PRI, impedirán que crezca lo suficiente para acercárseles y volverse competitivo.

Sin embargo, creo que es prematuro pensar en cambiar la intención de voto desde ahora. Me parece que habría que dejarlos presentar sus propuestas y ver cómo reaccionan los votantes, esperar los resultados de por lo menos dos de los debates y revisar nuevamente la estadística antes de decidirnos a ceder nuestro voto a favor del que tenga posibilidades reales de impedir que una dictadura dizque socialista se instale en México y nos arrastre 100 años o más hacia el pasado.

@BenitoMArteaga

JJ/I