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Un arranque accidentado

El fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que obliga al INE a incluir a El Bronco en las boletas electorales tendrá consecuencias negativas: la primera es que echa tierra a la expectativa ciudadana de que las candidaturas independientes refrescarían los procesos electorales centrados en la competencia exclusiva entre partidos políticos. Por ventura, en esa competencia hubo candidatos que cabalmente cumplieron con las condiciones para buscar los apoyos ciudadanos, como son los casos de Kumamoto, quien competirá como candidato independiente al Senado, y Marichuy, quien paradójicamente no alcanzó la cuota para aparecer en las boletas como candidata a la Presidencia; mientras que quien hizo trampa y compró apoyos, aparecerá. Pésimo mensaje del tribunal, con argumentos débiles y una votación dividida.

Segundo, en los hechos el tribunal mandó al diablo a las instituciones encargadas de organizar las elecciones. Aunque el Instituto Nacional Electoral debe acatar el fallo del tribunal, es muy importante que siga adelante con las indagatorias sobre los ilícitos cometidos por Rodríguez Calderón y le sancione como corresponda. Lamentablemente el INE estará obligado a hacer un cálculo político para sopesar si conviene o no castigar o desplazar legal y políticamente a El Bronco y por extensión al tribunal. El mismo TEPJF, como última autoridad electoral, con esta resolución ha tirado a la basura la propia credibilidad que podría tener. Qué podrá esperarse a la hora de resolver conflictos derivados de la votación.

Tercero, a casi 15 días de iniciadas las campañas, lo que se está ofreciendo a los ciudadanos en cadena nacional es más de lo de siempre. Básicamente los candidatos a la Presidencia se han dedicado a referirse a sus principales adversarios políticos como las opciones por las que los ciudadanos no debemos inclinarnos, pero sin argumentar por qué ellos sí son una opción por la que vale la pena votar.

Anaya afirma categórico que el PRI no es opción y se refiere a Andrés Manuel López Obrador como “emisario del pasado” que pretende aplicar recetas que no han funcionado. A Meade se le presenta como el candidato con el perfil idóneo para gobernar al país sin sobresaltos, pues sabe inglés, ha trabajado en dos administraciones, pero nunca en un puesto de elección popular. Se le presenta como un funcionario con experiencia que garantiza la continuidad, aunque obviamente no se le evalúe por los resultados que ha tenido para el país aplicar las recetas neoliberales impuestas por el Banco Mundial y el FMI. AMLO se presenta con la confianza de ser hasta ahora el puntero y va respondiendo a las demandas que se le plantean pero con un discurso y propuestas poco estructuradas. Con más idea que otros candidatos, en el aniversario de Zapata ofreció apoyos en fertilizantes y garantizar buenos precios a los productos agropecuarios para los campesinos; ésas parecen hasta ahora las propuestas más claras, frente al reparto de gorras, sombrillas y registro de asistencia al mejor estilo priísta que Meade protagonizó en Morelos. López Obrador deberá fijar con mayor claridad y matices su negativa a la construcción del nuevo aeropuerto de la CDMX y otros asuntos polémicos, a riesgo de facilitar el ataque frontal y facilón de sus competidores políticos.

Margarita, la candidata independiente de corazón panista, ha centrado su discurso en el combate a la violencia, que si bien es un problema latente y creciente en el país, no se advierte con claridad cómo, a través de qué estrategias, combatirá con eficacia ese problema. Inevitablemente genera escepticismo, pues como primera dama al lado de Felipe Calderón no es fácil pensar que aplicará medidas claras y eficaces en ese que parece ser ahora el centro de su propuesta.

En el balance del arranque de las campañas presidenciales, lo que podemos constatar hasta ahora es contraste entre competidores, pero poco cuidado en precisar los ejes centrales de cada candidato y propuestas con mayor contenido.

FV/I