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Palabras sin valor

Nada hay en el mundo tan común como la ignorancia y los charlatanes
Cleóbulo de Lindos

 

El esperado debate de los candidatos presidenciales llegó y se fue. Al parecer, nada sucedió, aunque eso es algo que se podrá apreciar pasados algunos días, una vez que la gente asimile lo visto y escuchado durante el evento y los nuevos sondeos de preferencias electorales muestren qué tanto cambió la percepción de los votantes respecto a los candidatos.

Como muestra del resultado del primer debate, me atrevo a reproducir una parte de un tuit de la periodista Mireya Blanco, de Notisistema, quien el domingo por la noche decía: “Si a usted como a mí, el primer debate presidencial no le ayudó a delinear su voto… ¡estamos fritos! Quienes ya definieron gallo no lo van a cambiar, el asunto somos los indecisos”. O lo que es lo mismo, como decía Julio Iglesias hace una eternidad: “… la vida sigue igual”.

En las redes sociales el debate fue objeto de burlas y bromas, convirtiéndose en un caudal de memes que le dieron con todo a todos, hasta a los periodistas que fungieron como moderadores, creando un ambiente de jocosidad que le restó seriedad al ejercicio que, como bien señala mi colega Mireya en otra parte de su tuit, “… es un ejercicio (que debe servir) para llegar al 1º de julio con un sufragio razonado”. De manera que tomarse a chunga lo que los participantes dijeron sólo sirvió para desviar la atención de las personas que intentaron enterarse de las propuestas y contrapropuestas, ataques y contrataques, planteados por los candidatos.

Al final, tras el cierre formal del programa por los moderadores, pudimos atestiguar a cuatro de los candidatos: Margarita Zavala, José Antonio Meade, Ricardo Anaya y Jaime Gutiérrez El Bronco, agitando la mano, despidiéndose triunfalistas y sonrientes, en tanto la cámara captó a un Andrés Manuel cabizbajo, tomando apuradamente sus notas y cartulinas, para bajar presuroso de su pódium buscando la salida desorientado.

Todos se dijeron ganadores al final, en la reunión con sus colaboradores y seguidores.

¿Al frente?

Leí una nota que informaba que el candidato del Frente, Ricardo Anaya, se adjudicó el triunfo en el debate en un salón lleno apenas a medias por quienes lo apoyan. No hubo cargada y el festejo –si lo hubo– fue sobrio e íntimo.

¿Propuestas?

Por su lado, José Antonio Meade salió del evento asegurando que fueron las ideas y propuestas las que se llevaron el triunfo. Sin duda consideró que sus participaciones consiguieron transmitir mejor lo que ofrece a los mexicanos si el voto le da la victoria el 1 de julio. Tanto es así que pronosticó que ganará los dos debates pendientes y saldrá victorioso el día de la elección.

Radical

Por su parte, a Jaime Rodríguez estuvo dicharachero y ocurrente. De hecho, le salió lo bronco al hablar de endurecer las penas a quienes cometan delitos, señalando que a los ladrones habría que cortarles las manos. Seguramente hay muchos que buscan ya sitios donde vendan prótesis, por las dudas, no vaya a ser que “se haga la chica”, como dicen los apostadores, y resulte ganador en la elección.

Soberbio

A pesar de que López Obrador se vio soberbio durante el debate, no pasó de repetir frases hechas y lugares comunes, tartamudeó y, en momentos, enmudeció, la forma como abandonó el foro dio una clara impresión de cómo calificó su desempeño. Como escribió el periodista Pablo Hiriart: en la pasada elección el error de AMLO fue no haber asistido al debate y en ésta fue asistir.

En conclusión, los cuartos de guerra de los candidatos deberán replantear sus estrategias para la siguiente etapa de las campañas. Serán muchas las promesas que se escuchen, así como pocos planteamientos de cómo se obtendrán los recursos para cumplirlas. Esopo dijo: “Las palabras que no van seguidas de hechos, no valen nada”.

@BenitoMArteaga

JJ/I