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El tiempo de las dudas

Es el tiempo de recibir los frutos del amor; el tiempo de las dudas; el tiempo entre los árboles, el día del viento entre las hojas: el instante en el que nuestras palabras, sumergidas en el intenso bosque, son apenas susurros y nuestros cuerpos ardor.

Mis labios recorren el manantial de tu boca, tu aliento es mi alimento, mi sudor es la mar... son mis labios descubriendo tu piel; es mi boca que come tus pezones, henchidos y altos igual que diminutas torres que el viento apenas toca... es la frescura de tu mirada y es el incendio... es la rabia del amor encendido y apagado y otra vez en llamas... es la piel en la piel la que dice amor y dice te amo... –son las manos las que dicen adiós y nuestro secreto lenguaje el que dice “me quedo en ti por una eternidad”...

Guardo los murmullos del bosque para que vivan en mí.

* * *

Cuando el encanto, cuando la noche, cuando los labios entregados fueron las llamas de las velas, tus manos en las mías conformaron los pasos hacia el advenimiento.

Mis manos en las tuyas, tu cintura en mis brazos, tus dedos en mi espalda, tus labios en mi boca: volvieron las miradas.

Y la sal de tu cuerpo y la música de lento transitar y el cielo estrellado y sin estrellas, formaron nuestra casa...

 

Las mesas caminantes,

las huellas de las sillas,

el vino y sus encantos

volvieron el amor fructificante.

* * *

Aquella noche de fervor deseé estar en ti. Ser la semilla y germinar. Ocupar el espacio, el territorio de la flor. Deposité en tu cuerpo la estrella de mi mano y la luna de mis labios en los tuyos como un símbolo.

La noche, entonces, trajo sus misterios: fui el silencio que nos dejó vacíos y la máscara que llamamos Deseo.

Te estoy mirando mirarme –ahora.

* * *

Como nubes que dispersan el viento, como flores que iluminan el día, como cuerpos que se acercan a las manos, como labios que existen al rozar una boca, como lluvia que moja los cielos, como ojos que abren la vida, como jardines que crecen en las rosas, como pájaros que fraguan el viento, como cielos que forman la tierra, como negras cabelleras que hacen crecer la noche, como el ardor que aleja a los cuerpos...

Equivoco el método: debo parar.

Qué temblor: siempre la misma sensación de fracaso –en todo.

victormanuelpazarin.blogspot.mx

JJ/I