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Participación ciudadana 2.0

Es claro que en estos días lo que más llama nuestra atención es la competencia electoral, por lo menos en lo que se refiere a los asuntos públicos. Es lo normal, está en juego decidir a quién le encargaremos que administre los recursos públicos en nuestro nombre y para que lo haga procurando ampliar la cobertura y disfrute de los derechos de todas las personas.

Sin embargo, como ya lo han explicado otras personas que se dedican al análisis político, la elección de quien ocupará la Presidencia de la República, la gubernatura de nuestro estado o la alcaldía de nuestro municipio es sólo una de las acciones que es necesario que los ciudadanos llevemos a cabo para procurar nuestro bienestar, pero no es el único.

Se nos suele repetir que los ciudadanos debemos involucrarnos en los asuntos públicos de manera activa, sin limitarnos a votar en las elecciones, pero nunca se nos explica de qué otra manera podemos participar. En parte, esto se debe a que no hay una sola manera de involucrarse, pero también se debe a que no se tenía suficiente claridad sobre las formas concretas de hacerlo, y esto, a su vez, se debe en buena medida al hecho de que se nos viene repitiendo desde hace muchos años que la política es algo sucio, en lo que no se debe involucrar una persona decente, lo que ha traído como consecuencia que sólo los políticos profesionales, incorporados a un partido, entendieran y se involucraran en los asuntos públicos.

Pero, desde hace poco más de 10 años la decepción con los resultados de la alternancia política llevó a que varias personas comenzaran a organizarse para buscar formas más efectivas de (re)construir instituciones acordes con la democracia que anhelamos, una en la que no haya privilegios indebidos e ilegítimos, que ofrezca oportunidades y un suelo más parejo para que cada quien construya su propia realización.

Así fue como empezaron a aparecer diversos observatorios ciudadanos, los cuales son, a decir de Natal y Díaz, “una figura asociativa que reúne a individuos, organizaciones o dependencias que buscan analizar y/o seguir el desarrollo de uno o varios temas, políticas públicas o procesos políticos, económicos o sociales, buscando comprenderlos, incidir y/o construir opinión pública alrededor de éstos”.

Los observatorios ciudadanos son, entonces, nuevas formas de participar en los asuntos públicos, más allá de lo electoral, con la ventaja de que se pueden convertir en instancias especializadas en algún tema, lo que le brinda una mayor capacidad para incidir, pues se puede dar el caso de que comprendan mejor algún problema público que los propios funcionarios encargados de atenderlo.

Comento esto porque en días pasados el Observatorio Permanente del Sistema Estatal Anticorrupción de Jalisco, instancia conformada por varias organizaciones de la sociedad civil, con experiencia de varios años trabajando en diversas temáticas, les permitió darse cuenta de que muchos de los problemas que enfrenta nuestra sociedad tienen su origen o son agravadas por la corrupción, por lo que apostaron por incidir en la creación de un sistema que tuviera la capacidad suficiente para empezar a atajarla.

La experiencia combinada de esas organizaciones les permitió elaborar estrategias efectivas para romper la inercia que habíamos padecido en nuestro estado en temas tan importantes como ése, de manera que tanto el Congreso como el gobernador de Jalisco terminaron por asumir su parte de responsabilidad en la construcción del Sistema Anticorrupción.

Ahora bien, el sistema aún está incompleto, porque así lo dejaron los diputados, pretextando falta de acuerdos. Sobre esto y otras situaciones el observatorio elaboró un informe al respecto, mismo que se encuentra en https://goo.gl/8wFp1T.

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@albayardo

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