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Peligroso mensaje de Alfaro

¿Qué opinaría el próximo inquilino de Casa Jalisco si el presidente del Poder Judicial, Ricardo Suro Esteves, declarara que “el Poder Ejecutivo necesita una limpia completa”; solicitara a los diversos sectores de la sociedad le ayudaran a afinar las ideas y ajustarlas a la realidad actual; y dijera textualmente: “Para, una vez que decidamos cómo se hace la limpieza, viene el tema de cómo vamos a elegir a los nuevos integrantes”?

¿Y qué pensaría de todo lo anterior si ese nuevo inquilino del palacio de gobierno fuera Enrique Alfaro Ramírez, candidato del partido Movimiento Ciudadano a la gubernatura?

Este escenario es hipotético, claro, pero la realidad es que lo referido líneas arriba fue expresado por Alfaro Ramírez refiriéndose al Poder Judicial, que de acuerdo con la Constitución es autónomo en un país y en una entidad donde constitucionalmente está establecida la división de poderes.

En el foro Impartición de justicia, estado de derecho y combate a la corrupción, el candidato emecista a la gubernatura –o sea, a la titularidad del Poder Ejecutivo– no tuvo empacho en comprometerse a renovar el Poder Judicial de Jalisco, al grado de ser él quien decida cuándo y cómo hacer esa limpia y, además, ser quien –con el apoyo de abogados– decida “cómo vamos a elegir a los nuevos integrantes”, como si no estuviera ya establecido en nuestra Carta Magna y despreciando al Poder Legislativo que es el que hoy tiene esta potestad o dando por hecho que los próximos 39 diputados se someterán a sus decisiones.

Lo que se propone hacer Enrique Alfaro, violentando la autonomía de uno de los tres poderes del estado, no se establece en las atribuciones que le concede la Constitución estatal que en su artículo 14 es muy clara: “El poder público del Estado se divide para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivo y Judicial; nunca podrán reunirse dos o más de estos poderes en una sola persona (negritas del columnista) o corporación, ni depositarse el Legislativo en un solo individuo”.

El Capítulo II de la Constitución estatal, De las facultades y obligaciones del gobernador del estado, en su artículo 50 hace tres referencias a la relación del Ejecutivo con el Judicial: en el IV habla de que el primero puede “pedir y dar informes al Congreso sobre cualquier ramo de la administración y a los tribunales del Poder Judicial sobre el de justicia”; el IX advierte que el Ejecutivo “nombra y remueve a los servidores públicos cuyos nombramientos o remoción no correspondan, conforme a la ley, a otra autoridad”; y el XV que refiere que es obligación del Ejecutivo “facilitar al Poder Judicial el auxilio que necesite para el ejercicio de su función y hacer que se cumplan las sentencias de los tribunales”.

¿En dónde carambas la ley establece y otorga la facultad al titular del Ejecutivo para emprender una limpia en el Poder Judicial y ser el gobernante quien, ayudado por abogados, establezca “cómo vamos a elegir a los nuevos integrantes” del mismo Poder Judicial?

¿Qué habrán pensado los propios abogados, conocedores del derecho y expertos en la materia ahí presentes en ese foro, sobre la pretensión de Enrique Alfaro de como titular del Poder Ejecutivo meter las manos en el Poder Judicial? ¿Y qué pensarán los aspirantes a diputados que conformarán la próxima Legislatura al enterarse de que el aspirante a presidir el Poder Ejecutivo pretende abrogar la facultad que la Constitución otorga al Legislativo y ser quien decida “cómo vamos a elegir a los nuevos integrantes” del Poder Judicial?

Mensajes como éste están alejados o se contraponen a la retórica que le hemos escuchado en esta campaña para llevar a cabo lo que denomina la “refundación” de Jalisco, y nos remonta mentalmente a pensar en aquella famosa frase de “el Estado soy yo”.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I