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Pasarela de presidenciables

Se llevó a cabo en la Ciudad de México la Semana Nacional de Radio y Televisión, que reunió durante tres días a los capitanes de las empresas de medios electrónicos para analizar y discutir los retos de la industria y del país.

El proceso electoral más grande y competido de la historia de México, que culmina el domingo 1 de julio, fue la estrella principal de la 59ª edición del evento, que sirvió de pasarela a los candidatos a la Presidencia de la República.

Los aspirantes comparecieron por separado para dar a conocer sus propuestas y escuchar las inquietudes de los asistentes. Presente en el auditorio de la Expo Santa Fe, este periodista comparte con los lectores de El Diario NTR su testimonio personal de lo que observó y escuchó.

La elocuencia

Ricardo Anaya hizo gala de su facilidad para explicar las cosas. Entiende los problemas del país, ha hecho un diagnóstico adecuado y presenta propuestas que hacen sentido. Nadie duda de su capacidad, aunque su experiencia en la administración pública es limitada.

Sin embargo, su principal problema es la credibilidad. Anaya no parece un hombre confiable; por el contrario, se muestra como un político dispuesto a todo para salirse con la suya. La gente lo mira con recelo porque no ha aclarado suficientemente los temas que lo colocan en el pantanoso terreno de la corrupción.

Recibió aplausos limitados.

La experiencia

A José Antonio Meade le pesa no haber podido salir del tercer sitio en las encuestas, arrastrado por el desprestigio del gobierno y el enojo hacia el PRI. Se nota que no está cómodo, pero se muestra decidido a llegar hasta el final.

Sus planteamientos denotan el conocimiento de quien ha sido cinco veces secretario de Estado en dos diferentes gobiernos encabezados por partidos distintos. Meade sabe lo que dice. Habla con conocimiento de causa de las dificultades, tiene claras las prioridades y plantea soluciones razonables.

El aplausómetro lo favoreció sobradamente.

El miedo

Por el contrario, el discurso de Andrés Manuel López Obrador, puntero en las encuestas, es el que generó más dudas y sobresaltos. La brutal confrontación que protagonizó con los empresarios despierta temores. Los adjetivos que adjudicó a la que definió como “una minoría rapaz que se siente dueña de México” generaron opiniones negativas que no abonan a su causa.

Para muchos de los asistentes brotó nuevamente el López Obrador agresivo que provoca miedo y desconfianza. A pesar de ofrecer garantías a la propiedad privada y subrayar que no cancelará concesiones a los radiodifusores, su actuación no fue bien recibida por un gremio que reclama respeto irrestricto a la libertad de expresión y a la libre empresa.

Recibió un solo aplauso.

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@GOrtegaRuiz

JJ/I

El circo

Jaime Rodríguez Calderón ofreció el momento más divertido pero más inútil de las comparecencias de los candidatos. Ocurrente y dicharachero, hizo comentarios destinados a arrancar carcajadas y producir aplausos. Habló con el desparpajo y la ligereza de quien sabe que no tiene ninguna posibilidad de ganar.

Fue muy bien recibida su propuesta de eliminar los tiempos oficiales que obligan a los concesionarios de la radio y la televisión a ceder gratuitamente espacios al Estado. Sin embargo, fue poco original, pues la misma idea fue planteada por todos los candidatos.

Su actuación en un auditorio semivacío fue más bien gris.

 

La perseverancia

Margarita Zavala, la única aspirante mujer a la Presidencia, cerró la ronda con un mejor desempeño del que mostró en el primer debate. Con ideas claras y planteamientos realistas, su actuación fue bien recibida por los radiodifusores.

La afirmación de que tiene que ser de alta prioridad proteger a los periodistas y a los medios de comunicación, porque con ello se está protegiendo un bien público que es el de la libertad de expresión, el derecho a la verdad y a la información fue especialmente aplaudida.

 

Verba volant, scripta manent