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La muerte de un cardenal

Desde la muerte del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, el 24 de mayo de 1993, en las afueras del aeropuerto de Guadalajara, la espiral de la violencia en México ha venido creciendo. A 25 años del homicidio, el caso aún no está resuelto y una duda continúa latente: ¿quién mató al cardenal Posadas Ocampo?

A través de libros, investigaciones y producciones de cine y televisión y de medios de comunicación han aportado versiones que conforman un nuevo imaginario social sobre la muerte del cardenal.

El capítulo 4 de la serie El Chapo, una apología más del narcotráfico, presenta la muerte del cardenal con base en las pocas y sospechosas respuestas del gobierno mexicano y el clima social de ese fatal 24 de mayo. Narrada la muerte desde tres perspectivas, al estilo de Amores perros, aborda las circunstancias suficientes para hacer de una versión sobre la muerte del cardenal Posadas Ocampo una opción de debate y reflexión para los ciudadanos.

En el libro Los señores del narco (Editorial Grijalbo, 2010) de Anabel Hernández, la periodista revela declaraciones de un ex funcionario federal sobre el caso. Esta persona afirma que los Arellano Félix “jamás habrían matado al cardenal, ni por accidente. Lo conocían bien de cuando él estuvo adscrito a Tijuana, incluso le bautizó una hija a Ramón Arellano Félix”. La madre de los hermanos Arellano Félix, Alicia Félix Zazueta, era “ferviente devota” del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo. Según la periodista, lo que ocurrió en el aeropuerto fue montado por órdenes de funcionarios del gobierno federal para asesinar a Posadas Ocampo.

Los chacales (Gli sciacalli) es un libro que relata la historia del brutal asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo cuando llegó para recibir al entonces nuncio apostólico, monseñor Jerónimo Prigione. El texto escrito por Jesús Becerra Pedrote es el resultado de un análisis minucioso que hiciera el autor, basado en las declaraciones recogidas durante las investigaciones del asesinato por el Ministerio Público y recopiladas en un dossier de la Procuraduría General de la República (PGR).

En julio de 2000 la PGR insistió en que el cardenal Posadas falleció en medio de la confusión de una balacera entre pandillas rivales en el aeropuerto; en cambio, las autoridades de Jalisco y del Arzobispado de Guadalajara concluyen que hubo alteración de datos, presiones sobre los testigos y otras irregularidades en el curso de la investigación que abarcó siete años, y señalan:

“El homicidio del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo fue un crimen doloso, con 14 disparos directísimos y a corta distancia, en un operativo que implicó premeditación, alevosía y ventaja. En el aeropuerto alguien hizo coincidir a las bandas de narcotraficantes del Chapo Guzmán y los Arellano Félix, en tanto que un tercer grupo ejecutor dio muerte al cardenal Posadas, generándose después la confusión”.

“El gobierno del estado de Jalisco hace patente su reconocimiento a todos y cada uno de los testigos que, venciendo sus temores, se acercaron al Grupo Interinstitucional a rendir su declaración y estuvieron siempre dispuestos no sólo a declarar y ratificar su dicho sino a participar en cada una de las pruebas y estudios a que fueron sometidos por los peritos de la Procuraduría General de la República”.

El cardenal Juan Sandoval Íñiguez siempre ha señalado que el homicidio fue premeditado. Tuvo varios enfrentamientos con el procurador Jorge Carpizo, a quien en reiteradas ocasiones acusó de obstaculizar la investigación y ocultar pruebas que sustentan la hipótesis del crimen premeditado en contra del cardenal Posadas. Sandoval ha insistido que “peces gordos de la política” estaban involucrados en el asesinato, quienes estaban interesados en callarlo por la información que el señor Posadas tenía de funcionarios involucrados en el narcotráfico.

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JJ/I