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El mexicano, hoy

El otro día un colega me comentó: “Los mexicanos estamos enojados; hay un sentimiento de coraje generalizado; todos queremos un cambio”. Reflexionando más en esto, recordé que, en su número de este mes, la revista Nexos publicó un estudio de opinión replicado de otro levantado en el otoño de 2010 (publicado en 2011, núm. 398).

En esta ocasión (la encuesta se levantó en diciembre de 2017) se mantuvieron la mayoría de las preguntas, pero se añadieron otras, además de realizar entrevistas en profundidad, entre ellas con migrantes en Estados Unidos. Los resultados son sorprendentes y confirman que el sentimiento de enojo social está presente en los mexicanos de hoy.

Cuando a los encuestados se les preguntó (si México fuera un auto), ¿en velocidad va? En 2010, 26 por ciento dijo que no avanza; mientras que en 2018 se elevó a 43. A la pregunta de dónde se encuentra el país, 64 por ciento dijo que va por mal camino. Poco más de la mitad (56 por ciento) considera que México es “… como un barco a la deriva”.

Además, siete de cada 10 considera que el país está lejos del México de sus sueños, mientras que casi en la misma proporción piensa que “México le queda a deber a los ciudadanos”. Para 59 por ciento de los encuestados sus abuelos estaban en mejores condiciones que ellos; aunque de estos, 35 juzga que ellos mismos contribuyen para que el país se encuentre en estas condiciones.

Esto último se puede considerar como un ejercicio de autocrítica, misma que da pie a otro hallazgo observado en el primer estudio: el individualismo que caracteriza a los mexicanos, actualmente este sentimiento se mantiene o se intensifica. Lo anterior se constata en la sensación de seguridad en sí mismos: 84 por ciento confía en que puede cambiar su propia vida; 72 considera que el esfuerzo personal es más importante que el esfuerzo de todos como país; 69 opina que no importa lo que hagan los ricos y poderosos, sí puede lograr sus sueños y aspiraciones; 77 piensa que los sueños se pueden alcanzar y 57 cree que los mexicanos sí tenemos un sueño común.

¿Qué obstáculo impediría que lograra esos sueños? Para los encuestados, 71 por ciento dijo que debido a la mala calidad de los empleos; para 66 que por la situación del país en general o que en México no se cumple la ley con 65 por ciento; 58 cree que por la mala calidad de la educación y para 57 por la corrupción que hay.

A partir de las respuestas de los entrevistados, al igual que en 2010, se elaboraron cinco tipologías de mexicanos: “soñadores sin país” pasaron de 25 a 29 por ciento; los “críticos indolentes” se mantuvieron en 20; los “optimistas sobre el futuro” bajó de 16 a 15; los “nostálgicos tradicionalistas” descendieron de 30 a 22 por ciento y los “inconformes autosuficientes” pasaron de 9 a 14. En esta ocasión se conformaron nuevos grupos.

La evidencia presentada por este estudio demoscópico confirma la opinión de que la ciudadanía está enojada con la situación que actualmente se vive en el país. No cabe duda que los electores, en busca de un candidato que responda a sus reclamos, han volcado su apoyo al candidato de Morena, de ahí su enorme popularidad y expectativas de ser quien logrará el cambio para mejorar la situación del país.

El problema, como ya lo había reflexionado anteriormente, es que esa esperanza en que una sola persona, con la sola voluntad, pueda lograr los cambios anhelados por la mayoría de los mexicanos no podrá materializarse si la ciudadanía no pone su esfuerzo una vez concluidos los comicios.

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JJ/I