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Así quedó el restaurante después del atentado contra Nájera


Los empleados del restaurante Suntory lavan la sangre de los lesionados en el acceso donde atentaron contra el titular de la Secretaría del Trabajo, Luis Carlos Nájera. 

Vidrios, jeringas, guantes, gasas ensangrentadas son los testigos de la balacera de ayer. La mancha de sangre de las mujeres se diluye con el aspersor.

Los peatones lanzan una mirada a la escena. Algunos se detienen a tomar una fotografía con el celular. Otros narran lo que capturaron los videos difundidos en redes sociales. 

Una camioneta de la Fuerza Única de la Fiscalía General del Estado permanece apostada frente al lujoso restaurante. 

Lo que no se borra son los 45 impactos en la cristalería del restaurante donde se percutieron más de un centenar de balas en el lugar. 

Dos metros antes de la rampa se apostó un tirador, como lo indican los círculos de gis blanco trazados con pedazos de ladrillo donde cayeron los casquillos.

Otro u otros tiradores detonaron en la acera de enfrente. Metros adelante, en la misma acera, otro tirador más realizó varias detonaciones y abandonó algunas cosas. Ahí quedó la silueta marcada de una persona. Desde ese ángulo, un portón y las macetas quedaron con impactos.

Por último, enmedio de la calle hubo más indicios que la policía investigadora también marcó.

En todos los casos, los disparos impactaron la camioneta y fracturaron los cristales del restaurante. Ni un sólo cristal se despedazó. 

La gerencia del restaurante cubrió el nombre del establecimiento de un tótem en la recepción así como del vestíbulo.

También llegó una empresa de cristalería para la reparación de los daños. 

La FGE confirmó la muerte de un detenido durante la madrugada en el Antiguo Hospital Civil. La causa, se precisó, un infarto.

EG