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13 reasons why (2)

Todo lo que la serie 13 reasons why ganó en su primera temporada, lo perdió en la segunda. El relato se construyó ahora con la versión de los involucrados en la última etapa de la vida de Hannah Baker (Katherine Langford), pero ninguno acepta abiertamente alguna responsabilidad en su muerte. Todo gira en torno al juicio donde los padres de la estudiante deciden demandar a la escuela por no generar las condiciones adecuadas para prevenir el acoso y no tener las políticas internas y el personal preparado para evitar el suicidio de algún estudiante.

Una parte interesante del subtexto es la denuncia que se hace del sistema judicial estadounidense que no castiga de forma contundente a los agresores sexuales, la ética de los abogados (en este caso una mujer, madre de Clay Jensen, interpretada por Amy Hargreaves) que, a pesar de ver el problema, luchan hasta el final por el interés de su cliente; también se evidencia cómo el sistema escolar privilegia a los deportistas por encima de la seguridad de los alumnos (hay un sistema de auspicio, beneficios gubernamentales y prestigio ganado más por el deporte que por el nivel académico) y la parte lamentable, el sistema lleva a las víctimas a guardar silencio, a no denunciar, a cargar estigmas de por vida o encontrar una salida en el suicidio.

En la segunda temporada de 13 reasons why eligieron como gancho del relato la aparición de fotografías polaroid para evidenciar un problema psicopático (tomar fotos como trofeo es el signo) en la escuela, un violador que ha abusado de varias mujeres y es protegido por un sistema de complicidades que incluye a compañeros de equipo, víctimas y al sistema escolar, pero ese elemento resulta débil para la trama.

En las redes sociales la conversación se enfocó en una situación de violencia sexual contra un estudiante que sucede en los últimos capítulos, la cual no es del todo explícita y apenas esboza la problemática de acoso escolar, pero deja claro que el problema psicopático de ejercicio de poder a través de la violencia está desatado y en tiempos de #MeToo se ha tocado apenas la punta del iceberg de un tema cultural y sistémico que nace y crece en las escuelas y en las casas estadounidenses.

Lo que hace 13 reasons why es plantear –de forma errática y titubeante– el origen de la reacción violenta de estudiantes que protagonizan masacres en escuelas, pero el real problema es que en las 13 razones de Hannah para suicidarse que se muestran al final se evidencia que hay un problema grave que no se atiende en el sistema sostenido en dinámicas de prestigio y competencia feroz por una identidad programada desde la infancia. Ahí huele a tormenta para Estados Unidos. Hay que poner las barbas a remojar.

@WhoIsFranco

FV/I