INICIO > ARTE
A-  | A  | A+

“Aunque el mundo no te entienda”

Cercano. A Carlos Esqueda lo que más le importa es la respuesta positiva del público a sus proyectos, por lo que le tiene sin cuidado si les llaman comerciales o artísticos. (Foto: Humberto Múñiz)

Veinte años de trayectoria como actor y productor respaldan los proyectos en los que entra Carlos Esqueda. Aunque nunca ha sido comprendido y su trabajo artístico ha sido tachado de comercial, como si ello fuera un crimen, sus cualidades como creador se caracterizan por ser aplaudidos unánimemente por el público.

En su nueva etapa como aspirante en la política, Esqueda defiende los derechos de la comunidad LGBTTTIQ y está preparado para las críticas que le llueven por ser quien es y no estar dispuesto a cambiar.

NTR. ¿Cómo fue tu primer acercamiento a las artes?

Carlos Esqueda (CE). Siempre quise ser actor. Desde que me acuerdo. Cuando estaba en la preparatoria comencé a tomar talleres, ya cuando yo me podía mover y pagarme, no porque mis papás no me apoyaran, sino porque era importante para mí hacerlo por mi cuenta. En 1996 fue cuando entré y comencé en el 97 con mi primera obra de teatro como actor. Al salir de la universidad hice mi primer proyecto como actor, ya con experiencia de empresario.

NTR. ¿Cómo ha sido este camino?

CE. Creo que ha sido una carrera muy particular, con estrella. Desde mi primer proyecto Un día nublado en la casa del sol, cuando tenía 24 años, empecé a ser conocido por la prensa: invité a Isaura Espinoza, una actriz de televisión y cine en un proyecto tapatío con un director tapatío: Moisés Orozco y con otros actores tapatíos. Entonces eran extrañas ese tipo de integraciones.

NTR. ¿Siempre te interesó que lo que hicieras fuera rentable?

CE. Aprendí en mi casa a hacer proyectos dirigidos a un público y a la mercadotecnia para que funcionen. Mi papá sin ser artista me enseñó todo eso. Él era empresario. Me enseñó a vender algo, que es raro en los artistas y más en los tapatíos. Cuando dije que quería ser artista me enseñaron a venderme, a vender lo que hago, a invertir. Fue una buena entrada profesional al medio, ese proyecto lo pude llevar a Nueva York a los (pocos) meses de estrenarse, hice mi proyecto tratando de que se diera a conocer en Guadalajara… eso cambió mi percepción para siempre de lo que era el medio, del que había aprendido y del medio real. Me pregunté por qué no se habían proyectado artistas de gran renombre, pero aprendí que eran sectores que entonces no se llevaban, ahora el sector aprendió que así tienen que hacerse las cosas, porque en este medio si no te mueves, si no le inviertes, no eres visto.

NTR. Has dicho que siempre has sentido que no encajas… ¿cómo es vivir con eso?

CE. Creo que aprendí que el artista tiene que tener algo más que no tiene el común de la gente, por eso pagan por verte, obviamente tienes que ser distinto, con diferentes reglas, mostrar una sensibilidad diferente. Siempre me he sentido que en todos lados nunca termino de encajar, aunque he trabajado con muy diferentes personas, con varios ayuntamientos y grupos de teatro. Siento que mi perfil nunca ha terminado de ser acogido por todos. Mis proyectos no han sido bien acogidos por el sector cultural, pero sí por el público, eso lo aprendí hace poco y ahora lo aprovecho y lo disfruto.

NTR. ¿Cuál dirías que fue la etapa más dura de este camino?

CE. Después de mi primer proyecto mi vida cambió porque intempestivamente mi padre fallece y de la noche a la mañana heredo un negocio del que no sé nada, una empresa con 70 empleados, eso me cambió todo y regresé a cosas distintas durante un año o dos, me sentía sumamente deprimido y no sabía si quería regresar a hacer teatro. Mi mamá me ayudó a regresar, me dijo que no quería un hijo infeliz y mis hermanos se integraron al negocio y pude seguir con mis proyectos: ahí inició el Tenorio tapatío con artistas de talla internacional y conductores de televisión y radio. Fue una locura, muy criticado, pero con muchos beneficios para mí.

NTR. ¿De todo esto se nutre Catársis?

CE. En 2014 salió esta obra después de un intento de suicidio por todo un proceso emocional por el que pasé debido al medio artístico, depresión por una pérdida importante de dinero por mis inversiones en los espectáculos, varios fracasos. Perdí gran parte de lo que tenía por un proyecto. Intenté suicidarme, pero una vez que salí de eso, lo convertí en una obra de arte. Un monólogo que me mereció muchos aplausos y satisfacciones, fue el primer monólogo local que llegó al Teatro Diana el año pasado con más de mil 500 personas reunidas para ver a Carlos. Antes lo estrené en el Teatro Galerías y tuvo el mismo éxito. Para mí es muy cultural, para el gremio muy comercial y esa ha sido la gran pelea siempre, pero a mí me dio muchísimas cosas para sanar, me recuperó. La misma razón que me deprimió me hizo recuperarme y decirme a mí mismo: “Mira todo lo que has hecho y lo que tienes emocionalmente por lo que creías que no valía la pena”.

NTR. Fue una etapa infeliz...

CE. Yo veía las cosas materiales. Decía “tanto que he trabajado y no tengo una gran casa”. Este tipo de proyectos de vida van mucho más allá de poseer y he vivido muy bien, además. Soy muy feliz ahora, tenía en la cabeza cuestiones materiales. En lo que va de este año decidí entrar a la política, un amigo artista me invitó a participar en su planilla como candidato a alcalde por Nueva Alianza. Yo no sé de política y estoy aprendiendo mucho, pero siempre tuve ganas de aportar cosas buenas a la sociedad. Trabajo de nueve a nueve haciendo trabajo de campo en las colonias, además súmale el rollo mediático que se hizo a la hora de decidir no hacer una campaña común, porque no soy una persona común. Mi partido estuvo de acuerdo y ahora es una cuestión viral aunque no lo hice por eso, subo fotografías desnudo porque a mí me gusta, es parte de un ejercicio emocional que tengo porque mi cuerpo cambió y mi manera de ver la vida y de sentirme bien. No voy a dejar de ser yo. No dejo de aprender y sé lo que puedo hacer por la sociedad, sé de mi experiencia como profesionista.

NTR. ¿Cómo es ahora?

CE. Estoy en este proceso de haberme reinventado totalmente y me gusta mi cuerpo, lo enseño. Me gusta lo que hago, me divierto, soy irreverente y sé trabajar muy bien. Lo que amo estuvo a punto de quitarme la vida y entendí que la seguridad en ti mismo es lo más importante, es importante que tú creas en lo que haces, tengo confianza en mí mismo a pesar de los ataques en las redes sociales. Sé que puedo ser un buen actor, que seré un buen regidor porque sé trabajar muy bien y todo empieza por ahí, por la autoestima, tienes que creértela tú, aunque el mundo no te entienda.

“Ahora todo el mundo lo hace (vender sus proyectos), pero antes el arte y los negocios no podían estar ligados”
Carlos Esqueda, actor y productor

Para saber

Catarsis fue la primera obra local en presentarse en el escenario principal del Teatro Diana

FV/I