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Los cuidados del paciente terminal

Los cuidados paliativos son la atención que se proporciona a personas con enfermedades graves: se enfocan en aliviar el sufrimiento y mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familias, pero que no tiene el objetivo de curar la enfermedad en sí, pues se centran en ayudar a las personas a obtener alivio de los síntomas causados por enfermedades como el cáncer. Este cuidado está diseñado para ayudar a las personas a vivir lo mejor que puedan durante todo el tiempo que puedan.

Hay muchos estudios que demuestran que los pacientes que recibieron cuidados paliativos en hospitales pasaron menos tiempo en unidades de cuidados intensivos y tuvieron menos probabilidades de ser readmitidos al hospital después de regresar a sus casas.

Por lo tanto, se puede entender que la enfermedad y la persona enferma van acompañados de una serie de circunstancias cambiantes y con una historia personal, familiar y social que hará que cada individuo enfrente la enfermedad de una determinada manera, que no será siempre la misma durante el proceso.

Los cuidados paliativos generalmente son proporcionados por un equipo de especialistas: psicólogos, médicos, enfermeras, trabajadores sociales y guías espirituales que previamente han sido entrenados, y que proveen cuidados integrales al paciente y a la familia o a quien se encarga del enfermo, concentrándose en las cuestiones físicas, emocionales y sociales a las que pueden enfrentarse los pacientes.

Lo ideal es que los profesionales de la salud mental capaciten a las familias de los pacientes a cumplir con su función cuidadora, como medida saludable de participar en el proceso que están viviendo. Para ello es necesario facilitar elementos de comprensión que ayudarán a encontrar la forma más adecuada de tratar cada situación en particular.

Es común que la primera respuesta ante el conocimiento de una enfermedad de un ser querido sea el shock, aturdimiento e incredulidad, que suele ser un proceso difícil, pero es importante que todos los miembros de la familia estén unidos y en constante comunicación, para de esta forma ayudar al paciente con acciones como: ofrecerle compañía, mantener contacto físico (tocar el hombro, acariciar su mano o darle un abrazo), escucharle con atención y manteniéndose sensible a sus problemas, sus sentimientos y sus creencias, así como también con palabras amables animarle a mantener un adecuado apego al tratamiento, procurarle el mayor bienestar posible y recordar siempre compartir las tareas de cuidados.

Cada familia con asesoría buscará la manera más adecuada de relacionarse.

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FV/I