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La soledad de Anaya

De la cantidad de imágenes con que soy bombardeado por las campañas presidenciales hay una que me produjo un fuerte impacto. Si es verdad aquello de que una imagen dice más que mil palabras, lo que se desprende de esa fotografía de Anaya es harto elocuente, porque de alguna manera condensa la percepción que tengo sobre el desarrollo de su campaña.

La fotografía corresponde a la visita que el candidato de la coalición Por México al Frente realizó el 23 de mayo a Guadalajara. Al evento, que se realizó en un salón del Hotel Hilton, asistieron, por invitación directa, simpatizantes y militantes de los tres partidos que integran la alianza, así como los candidatos a cargos de representación popular, especialmente los candidatos al gobierno del estado.

Se trata de una toma lateral que abarca una franja del escenario y un vasto sector de la audiencia. En el estrado, solo, micrófono en mano, Anaya se dirige a la audiencia. En la primera fila, con actitud atenta, se puede observar a Clemente Castañeda, el candidato al Senado; a Tonatiuh Bravo, que encabeza la lista plurinominal a la Cámara de Diputados; casi al centro se encuentra Raúl Padilla, flanqueado por los candidatos a la gubernatura del PAN y del PRD. Aunque Enrique Alfaro, candidato de Movimiento Ciudadano (MC), no se aprecia en la imagen por encontrarse filas atrás acompañando a Dante Delgado, su ausencia en la primera fila genera suspicacias.

La imagen es particularmente poderosa porque Jalisco es el estado en que se expresan con mayor nitidez las fracturas internas y las debilidades operativas de la coalición de Anaya. Habiendo fracasado en su intención de alinear a la dirigencia estatal del PAN para que apoyara la candidatura de Alfaro, que reiteradamente ha declarado que con el PAN no “iría ni a la esquina”, Anaya ha tenido que lidiar con una clara animadversión de un amplio sector de panistas en el estado, muchos de los cuales apoyaron activamente la candidatura de Margarita Zavala.

Sabe que su candidatura no entusiasma al panismo jalisciense, sino que a lo sumo lo consideran como un medio para impedir el triunfo de López Obrador. Y votarían por él sólo a condición de que se mantuviera en la segunda posición, porque si no, como me lo confió una destacada panista, no tendrían ningún empacho en darle su voto a Meade.

Tampoco su candidatura cuenta con el apoyo de los simpatizantes e incluso militantes de Movimiento Ciudadano. El conato de protesta de un puñado de emecistas, que se desarrolló a las puertas del hotel, que manifestaban su rechazo a su candidatura, debió dejarle en claro que, en Jalisco, su alianza con MC se reduce a la cúpula del partido. Y que un numeroso grupo de las infanterías, e incluso de candidatos a cargos de elección, se han pronunciado a favor de AMLO. Eso significa que el MC de Jalisco, la única fuerza electoral del partido que tiene una presencia real y por la cual se le integró al Frente es incapaz de garantizarle un apoyo disciplinado de su militancia.

El caso del PRD Jalisco es más dramático. Es un partido con una fuerza electoral casi insignificante, y que al parecer, más que aportar votos está urgido de obtenerlos so pena de perder su registro estatal. Más que aportar, el PRD se ha beneficiado con la alianza. Uno de sus miembros ha sido designado coordinador de Cultura del Frente y otros son candidatos al Congreso y Senado.

Anaya ha sido incapaz de ejercer un liderazgo que cohesione a los partidos que integran el Frente, pero peor aún, ha sido incapaz de entusiasmar y movilizar a las feligresías partidarias hacia su candidatura. Anaya está solo, indefectiblemente solo.

@fracegon

JJ/I