Conceptos

2018-08-09 21:40:37

El Senado argentino rechazó, por 38 votos contra 31, el proyecto para legalizar el aborto hasta la semana 14, el cual ya había sido aprobado por la Cámara de Diputados en junio. La ley vigente se remonta a 1921 y sólo permite el aborto en caso de violación o riesgo de vida. La decisión del senado mantiene la interrupción del embarazo como un delito penado con hasta cuatro años de cárcel pese a que se estima que cada 90 segundos una mujer aborta en el país austral.

Ante la negativa las reacciones no se hicieron esperar, palabras de desconcierto y de victoria chocan en redes sociales. Argentina no conoce de medias tintas, la política se discute con gran intensidad. Deslindándome un poco de este ambiente polarizado, quisiera aproximar el asunto analizando la concepción misma del poder, esto con el  objetivo de presentar una postura con respecto al tema.

Históricamente el poder se había conceptualizado como una acción de violencia. Las nuevas dinámicas sociales obligan a romper con este postulado. En primer lugar el poder no puede analizarse como “algo”, tenemos que dar el paso a comprenderlo desde una dimensión de relaciones que genera unas dinámicas de entendimiento. Desde esta perspectiva el poder se formula como un productor de realidad antes que de represión; pondera la verdad de las nuevas dinámicas sociales sobre la ideología. El poder es flexible, positivo, específico, local y difuso.

En lo que se refiere a la discusión en torno al aborto, las posturas chocan debido a la concepción que cada una tiene sobre el poder. Quienes se oponen al proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) conciben el poder como algo estático, mientras que la corriente abortista comprende que el poder produce, y produce realidad; es en sí mismo un espiral de constante generación de relaciones con matrices de transformación.

Partidario de la visión dinámica, entiendo que en cada época existen formaciones de ley en función de sus condiciones sociales de visibilidad, es así como en 1921 se construyó una ley que penaliza el aborto. Lo impensable es que las nuevas dinámicas se quieran juzgar desde el mismo  telescopio.

El proyecto IVE parte de lo visible y lo enunciable. El aborto existe, y ocurre de forma clandestina, por lo tanto, es una realidad. La negativa del senado, es la negación de lo cotidiano, es no querer ver los mecanismos ilegales a los que las jóvenes argentinas se someten para interrumpir el embarazo. La propuesta de ley busca liberar las cosas en el campo de la visión: es exposición. 

Espero, y estoy seguro, que la aprobación de la ley sea cuestión de tiempo, lo digo alejado de las creencias que circundan el debate, lo digo convencido de que la ley de 1921 está alejada de la realidad, la misma que tiene que ser entendida por el bien de las jóvenes argentinas.

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JJ/I

 
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