|
S�LO DESTELLOS. El ganado de El Garambullo es disparejo en juego. (Foto: Especial)
|
Aunque sin orejas y triunfo grande, la tarde de ayer resultó con buenos y esporádicos detalles. Seis jóvenes en el cartel, a sus posibilidades y rodaje, pusieron de sí para penetrar en la afición de Guadalajara, que por cierto, tuvo una favorable respuesta luego de varios meses sin actividad en el coso tapatío.
Ganado que vino a menos y disparejo en juego, ése fue el común del encierro de El Garmabullo, con encaste español, que se lidió ayer por la sexta de promesas.
Finos de láminas, pelajes y trapío, dignos de una plaza como Guadalajara, y aunque desiguales en comportamiento, se dejaron echar mano, yéndose el primero y el segundo entre palmas, dada la nobleza que mostraron, la calidad y el recorrido.
El que abrió plaza fue el joven Rafael Reynoso, quien mostró voluntad y supo entender las condiciones de su novillo, dejando muletazos de poder y largos, que gustaron en el público, aunque sin lograr ligar las tandas.
Por la diestra, cuajó largos derechazos que se le jaleraron, y en una faena de menos a más, acabó por despachar a su toro de entera ligeramente trasera, para salir a saludar al tercio ante nutrida ovación. El toro se fue entre palmas.
El tercero en turno fue Daniel Meneses, un joven que mostró clase en su toreo, relajación y buen gusto para ejecutar su labor, pero no pudo redondear y regaló detalles de buen toreo con la mano derecha.
El resto, pecharon con toros de vinieron a menos, pero que se dejaron, en general, echar mano para ofrecer a la afición detalles aislados, pero prometedores.
JJ/I
|