Pueblo digno, infierno grande

Guadalajara se avergonzó de ser conocido como pueblo bicicletero para aspirar a ser pueblo de una cosa mejor. La medida de la bicicleta y pasos humanos caminados, nos daba cierta dignidad, cierta referencia de ciudad. En lo últimos tiempos no tenemos ni referencia de nada, ni transporte público digno y ahora, en las últimas noticias ni Línea 3 a la que se le ha invertido no sólo tiempo sino depresión de todas las zonas aledañas que atraviesa. Es muy grave que estemos ante la impunidad de una línea que lleva años en su construcción  y que ha mermado en muchos sentidos el corazón de una ciudad para enterarnos que no podrá circular debido a daños estructurales.

El problema de las ciudades que no han planteado un sistema de transporte público integral para resolver sus problemas de tráfico parte de la idea de priorizar durante años la vida del automóvil, el transporte privado, como la vía más importante que atender.

En Guadalajara tenemos décadas de retraso en solución de transporte público, sin contar la corrupción de las rutas de camiones que aumentan el costo sin dar los mínimos servicios necesarios a los usuarios. No es ni siquiera un tema de partidos, es un tema grave que nos afecta como ciudadanos en nuestra vida cotidiana porque una vez más los políticos prometen y no cumplen, están a punto de irse prometiendo resolver un tema que dejan pendiente para la siguiente administración. Como siempre, los ciudadanos perdemos.

Apenas se vislumbran los problemas de la Línea 3. Es evidente que pronto no se resolverán. Se sabía que Peña Nieto vendría a inaugurarla estuviera en los pañales que estuviera y así sucedió. Es una vergüenza. El acento se pone en los chicos que grafitean los vagones cuando los verdaderos criminales están impunes, caminando por esta o cualquier ciudad sin ser señalados. La línea 3 será uno de los ejemplos más concretos de la corrupción del PRI en este estado. Esperemos que también sea uno de los últimos.

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JJ/I