De transiciones e incertidumbres

2018-11-29 23:33:03

Por fin, mañana 1 de diciembre Andrés Manuel López Obrador tomará posesión, otra vez, como presidente constitucional de la Presidencia de la República (la primera ocasión lo hizo como presidente legítimo, allá por 2006). De aquel 1 de julio pasado a hoy han transcurrido 152 días, uno de los períodos más largos en el mundo entre una fecha y otra: cinco largos meses.

México ocupa la segunda posición en este rubro, sólo superado por Luxemburgo, donde el período de transición es de 222 días. A México lo sigue Guatemala, con 124 días; Paraguay, con 117, y Uruguay, con 91, todos ellos con un poco más de tres meses. En el país del norte, Estados Unidos de América, el tiempo es 77 días. En otros países latinoamericanos, como Brasil, tiene un período de transición de 61 días; Argentina, con 48; Colombia, con 47 días.

Otros países con menor número de días contemplados para la transición son Portugal, con 46; Andorra, 39; Bolivia, 35; Noruega, 32, y España, con 31 días; aunque hay unos con períodos aún más cortos: Panamá, 28; Italia, 24; Croacia, 19; Dinamarca y Suecia, 18; Irlanda y Malta, 15, y Canadá, 14 días. Pero hay otros países donde la transición es sumamente ágil: Francia, nueve días; Australia, ocho; Gran Bretaña, cinco.

Aunque habrá que tomar en cuenta que estas fechas están determinadas por su tipo de sistema político: presidencial (son los que más días se toman entre la elección y la toma de posesión), semipresidencial (menor número de días) o parlamentario (con períodos aún más cortos).

AMLO jurará cumplir y hacer cumplir la Constitución el 1 de diciembre, pero no terminará su mandato el 30 de noviembre de 2024, pues entregará la estafeta a su sucesor (si es que no se modifica la Constitución para su reelección), quien deberá tomar posesión el 1 de octubre de 2024 (previsto en una reforma electoral en 2014); esto es, el período presidencial de AMLO se verá reducido dos meses.

Sin embargo, esos dos meses los está ejerciendo con creces los cinco que dura ahora la transición. Nunca antes en la historia de los cambios presidenciales habían convivido dos gobiernos paralelos como ocurrió en este lapso. Recordemos lo dicho por el presidente Adolfo López Mateos: “Durante el primer año la gente te trata como Dios y la rechazas con desprecio; en el segundo, te trata como Dios y no le haces caso; en el tercero, te trata como Dios y lo toleras con incredulidad; en el cuarto, te trata como Dios y comienzas a tomarlo en serio; en el quinto, te trata como Dios y no sólo lo crees: lo eres”. En el sexto, añadiría, despiertas con amargura a la realidad y ya no lo eres, pues ya convives con el próximo dios.

En la sucesión de 1994 se dieron los famosos “errores de diciembre”, que ocasionaron una devaluación del peso por más de 100 por ciento, una erosión de las reservas internacionales, una caída del producto interno bruto, la quiebra de banca y la pérdida de cientos de miles de empleos, entre otras cosas. Esto ocurrió después de la toma de posesión de Ernesto Zedillo como presidente de México. En estos días, los ahora llamados errores de octubre ante la cancelación del proyecto del NAICM y los de noviembre por la iniciativa de intentar prohibir el cobro de servicios bancarios ocurrieron antes de la toma de posesión de AMLO.

Las señales enviadas por el gobierno entrante no han sido muy halagüeñas y los mercados han reaccionado con escepticismo y desconfianza ante las medidas tomadas por el gobierno electo. Además, la decisión de crear la guardia nacional y no regresar a los militares a sus cuarteles y mantenerlos en el combate contra la delincuencia no es bien vista por organizaciones de la sociedad civil, sin contar el affaire Taibo II. Mal empieza la cuarta transformación.

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